En Marruecos, defender los derechos de los saharauis sigue siendo una línea roja que pocos se atreven a cruzar. Al frente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), Aziz Ghali rompe este tabú al mirar críticamente la situación en los territorios ocupados. Una postura que le ha valido críticas y presiones en un país donde el consenso nacional sobre el carácter “marroquí” del Sáhara Occidental no puede ponerse en duda.
« Los derechos humanos no se detienen en las fronteras de los conflictos territoriales », insiste Aziz Ghali desde que asumió el cargo de director de la AMDH. Este farmacéutico de formación, convertido en una figura emblemática de la defensa de los derechos humanos en Marruecos, trasciende las líneas rojas negándose a ignorar las violaciones cometidas por Marruecos en los territorios saharauis. Una posición tanto más valiente cuanto que se expresa en un contexto en el que cualquier cuestionamiento de la posición oficial marroquí se considera traición.
Un territorio todavía considerado colonizado por la ONU
El estatus del Sáhara Occidental sigue siendo, a los ojos de las Naciones Unidas, el de un territorio no autónomo en espera de descolonización. Esta posición, reafirmada periódicamente por la Asamblea General de la ONU, coloca a Marruecos en una situación jurídica delicada: la de una potencia que administra de facto un territorio, sin reconocimiento jurídico internacional.
El Comité Especial de Descolonización de la ONU sigue incluyendo al Sáhara Occidental en su lista de territorios a descolonizar, junto con otros dieciséis territorios del mundo.
De la colonización española al impasse actual: medio siglo de espera
La historia del conflicto del Sáhara Occidental se remonta a 1975, cuando España, potencia colonial, se retiró del territorio. Marruecos organizó entonces la “Marcha Verde”, movilizando a 350.000 civiles para tomar posesión de este territorio rico en fosfatos y recursos pesqueros. Esta anexión desencadenó una guerra con el Frente Polisario, un movimiento independentista, que no terminó hasta 1991 con un alto el fuego bajo los auspicios de la ONU.
Desde entonces, el territorio vive en una situación que no es de guerra ni de paz. La ONU, a través de su misión MINURSO, intentó en vano organizar un referéndum de autodeterminación, prometido pero nunca realizado.
AMDH: documentación sistemática de las violaciones: cuando defender los derechos de los saharauis se convierte en un crimen de lesa majestad
Bajo el liderazgo de Ghali, la AMDH ha desarrollado una documentación cuidadosa de los abusos contra los derechos humanos. La asociación identifica, en particular, casos de desapariciones forzadas que siguen afligiendo a las familias saharauis. La AMDH también sigue de cerca la situación de los presos políticos, algunos de los cuales cumplen largas condenas tras juicios que los observadores internacionales consideran injustos.
Al mismo tiempo, la organización brinda su apoyo constante al principio de autodeterminación, tal como lo definen las sucesivas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Denuncia periódicamente los obstáculos a la libertad de expresión y de reunión impuestos a los activistas saharauis en los territorios bajo control marroquí.
La represión silenciosa
La AMDH ha documentado numerosos casos de violaciones de derechos humanos: desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, juicios injustos, torturas y malos tratos. Activistas saharauis como Naama Asfari o el grupo Gdeim Izik se han convertido en símbolos de esta represión.
A los medios independientes y a los observadores internacionales se les niega periódicamente el acceso a los territorios en disputa. Las protestas pacíficas suelen ser dispersadas violentamente y los activistas de derechos humanos se enfrentan a vigilancia e intimidación.
De hecho, frente a estas posiciones, las autoridades marroquíes han desarrollado un arsenal de medidas destinadas a obstaculizar el trabajo de la AMDH. La asociación se enfrenta a obstáculos administrativos permanentes que complican su funcionamiento diario. Los medios de comunicación progubernamentales organizan periódicamente campañas de difamación en su contra. Llueven acusaciones de traición y separatismo, mientras que el acceso a la financiación y a los espacios públicos se vuelve cada vez más difícil.
Aziz Ghali abre un debate necesario pero difícil
El enfoque de la AMDH pone de relieve una paradoja: mientras Marruecos se presenta como un Estado de derecho en proceso de democratización, la cuestión de los derechos humanos en el Sáhara Occidental sigue siendo un tema tabú. La posición de la asociación, que se niega a subordinar los derechos humanos a consideraciones políticas, plantea la cuestión fundamental del respeto de las libertades fundamentales en un contexto de conflicto territorial.
Para Aziz Ghali y la AMDH, la defensa de los derechos humanos no puede sufrir excepciones geográficas o políticas. “ Nuestro compromiso con los derechos humanos no puede ser variable. O defendemos los derechos de todos o perdemos nuestra credibilidad y nuestra razón de ser. ».