Durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano este miércoles 18 de diciembre, el Papa Francisco dedicó parte de su discurso a su reciente viaje a Córcegael primero que realizó en la isla. Un viaje que marcó visiblemente al Soberano Pontífice.
Ante los fieles, el Papa elogió la acogida que le han dispensado: « El reciente viaje a Córcega donde me acogieron tan calurosamente…». También mencionó el«ferviente entusiasmo» residentes, y se mostró particularmente conmovido por la presencia de los niños, a quienes describió como «gran alegría y gran esperanza» y “promesa de un futuro mejor”. Esta evocación se refería indirectamente a la importancia de la transmisión intergeneracional de la fe, esencial para la vitalidad de la Iglesia.
El Papa insistió en que la fe en Córcega no se limita a una dimensión privada, diciendo: “ No es un asunto privado”.. Según él, se expresa sobre todo a través de una fuerte dimensión colectiva, sin duda en referencia a la piedad popular que alimenta los lazos comunitarios de la isla.
El domingo pasado, durante su homilía, el Santo Padre animó a los corsos a continuar su camino en la piedad popular, “muy arraigado” en sus romerías, procesiones y devoción. “Eres un ejemplo virtuoso en Europa”, saludó, animando a los jóvenes a involucrarse más en la vida sociocultural y política de la isla.
Con estas palabras, el Papa Francisco no sólo agradeció a los corsos por su hospitalidad, sino que también rindió homenaje a una isla donde fe y cultura se entrelazan para constituir una verdadera comunidad de vida y esperanza.
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