Marruecos tiene dos opciones principales: el ruso Amur 1650, un submarino polivalente con propulsión diésel-eléctrica, y el francés Scorpène, diseñado por el Grupo Naval, conocido por su sigilo y sus tecnologías de vanguardia, informa África joven. El Scorpène francés destaca por sus sonares de alto rendimiento y su sistema de propulsión silencioso. Algunas de sus versiones utilizan baterías de iones de litio, lo que les confiere una capacidad prolongada para permanecer sumergidos bajo el agua.
Según la revista Panafricana, esta adquisición estratégica pretende reequilibrar la balanza de poder en el Mediterráneo frente a Argelia, que ya dispone de submarinos. Marruecos debería adquirir al menos tres sumergibles para garantizar una presencia permanente en el mar, independientemente de las operaciones de mantenimiento o de tránsito, estima Nizar Derdabi, experto en defensa y seguridad.
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En el puesto 25 del ranking mundial, la Marina Real de Marruecos cuenta con 121 buques, entre ellos una fragata multimisión (FREMM) llamada “Mohammed VI”, entregada en 2017 por la empresa francesa DCNS (hoy conocida como Grupo Naval), por un importe de 470 millones de euros. Este buque de guerra es capaz de proporcionar defensa antiaérea, guerra submarina y combate de superficie. La flota marroquí también incluye tres fragatas multimisión holandesas de tipo SIGMA, dos fragatas de vigilancia de clase Floréal, una corbeta española de clase Descubierta y una veintena de patrulleras.
Además de estos barcos, el reino cuenta con más de 20 lanchas patrulleras que pueden ser armadas. Se espera la entrega de una patrullera de alta mar de clase “Avante 1800” para 2026.
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