Acoso criminal | Amenazas e insultos “sin fin”

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Los mensajes en el teléfono de Chloé* comenzaron a multiplicarse poco después de la ruptura. Cientos por día.


Publicado a las 5:00 a.m.



“Fue pura violencia. » En 2019 presentó una denuncia penal por acoso contra su excónyuge.

Violento, él no aceptó que ella hubiera terminado su relación y se lo hizo saber. “Fueron amenazas, insultos, amenazas, insultos… sin cesar”, dice.

Detrás de su pantalla, su torturador la acosaba en todas las redes sociales posibles. Cientos de veces al día.

“Text, Messenger, Instagram… Incluso me etiquetó en los comentarios de Facebook”, enumera.

Su pesadilla duró semanas. El día que dos policías se presentaron en su casa para recibir su denuncia, la inundó de mensajes.

Mientras estaban allí, empezó a enviarme 300 mensajes de texto en el lapso de media hora.

Chloe

Los casos de acoso criminal como el de Chloé son cada vez más frecuentes en Quebec. Los cargos han aumentado un 55% en los últimos cinco años, según cifras obtenidas por Prensa.

En 2023, la Dirección de Procesos Penales y Penales (DPCP) interpuso 6.217 procesos penales por acoso, frente a 3.994 en 2019. En la mitad de los casos, el delito se cometió en un contexto de violencia doméstica.

“Es enorme”, observa M.mi Isabelle Dorion, fiscal y coordinadora provincial de violencia doméstica de la DPCP.

Acechar a una persona siguiendo sus movimientos, comunicándose repetidamente con ella o monitoreando su ubicación puede dar lugar a cargos de acoso penal.

Los tribunales hablan de un delito grave, castigado con una pena máxima de prisión de diez años.

“Hemos visto durante años en los tribunales que el acoso criminal puede conducir a más”, subraya Isabelle Dorion, citando “amenazas, agresiones, allanamientos, hasta el feminicidio final”.

“No es necesario ser un genio de la informática”

Según los actores entrevistados, el aumento observado se explica en parte por el hecho de que el acoso criminal es más conocido por las víctimas, que denuncian más.

Pero también lo facilita la tecnología. Software de vigilancia, dispositivos de geolocalización, redes sociales: nunca ha sido tan fácil acosar.

​​“No es necesario ser un genio de la informática”, ilustra Claudine Thibodeau, portavoz de SOS Violencia Doméstica.

Pone el ejemplo del AirTag, un dispositivo de geolocalización del tamaño de una moneda que se vende por 39 dólares cada uno.

Apple asegura que su producto está diseñado para evitar usos maliciosos, incluido el envío de una alerta cuando hay un AirTag desconocido cerca.

Sin embargo, se ha sorprendido a hombres escondiéndolos entre los efectos personales de su expareja para poder seguir sus movimientos.

“Sí, lo vimos. Y seguro que lo seguiremos viendo”, confirma Isabelle Dorion.

En los últimos cinco años, el fiscal ha observado un aumento en el uso de la tecnología en casos de acoso criminal.

He visto formas terribles de vigilar a la víctima. Pequeños micrófonos instalados subrepticiamente en la casa de un ex cónyuge. Cualquiera puede conseguirlo en Amazon.

METROmi Isabelle Dorion, fiscal y coordinadora provincial de violencia doméstica en la DPCP

Estas nuevas herramientas también plantean desafíos en términos de identificar a su propietario. Se pueden registrar “en un café, con cualquier cuenta”.

Comportamiento de acoso frecuente

“Es sorprendente cuánto daño pueden causarle a alguien las comunicaciones repetidas. Crea una sensación de invasión total”, observa Justine Fortin, directora de servicios para víctimas y supervivientes de Juripop.

Habla con conocimiento de causa: el acoso es “intrínseco” a todos los casos de violencia doméstica de la organización.

Se han detectado conductas de acoso en el 100% de nuestros expedientes desde 2020.

Justine Fortin, directora de servicios para víctimas y sobrevivientes de Juripop

Tenga en cuenta: esto no es acoso en el sentido del Código Penal. La organización ofrece servicios de derecho civil a víctimas de violencia doméstica (divorcio, custodia de los hijos, pensión alimenticia).

“Cuando una persona llega a nuestra casa, le hacemos preguntas para saber qué formas de violencia ha experimentado”, explica Justine Fortin.

Es durante estas reuniones cuando las víctimas detallan, a veces sin darse cuenta, el comportamiento de acoso.

Recibir “40, 50, 60 mensajes de texto” de su ex el mismo día. Encontrarme con él “en la clase de yoga de la tarde, en cada viaje al supermercado”.

“Tuvimos más de un caso en el que, después de la separación, las personas descubrieron un GPS debajo de su coche”, testifica Justine Fortin.

El sentimiento de ser seguido es común entre las víctimas de acoso criminal. El desafío: demostrarlo ante los tribunales.

“Una mujer se mudó cuatro veces en un año porque sentía que él la había encontrado. Cada vez, el señor ponía un café en su porche. Fue exactamente como ella lo tomó. Es extremadamente difícil, pero ¿cómo puedes probar que es él? », dice Claudine Thibodeau.

SOS Violencia Doméstica publicó el año pasado una “guía tecnológica de autodefensa” destinada en particular a las víctimas de acoso.

Enumera una serie de precauciones a tomar, como adquirir una jaula de Faraday para bloquear las ondas electromagnéticas que emiten los teléfonos móviles.

“También puedes hacerlo tú mismo. Hay que envolver el objeto en cuatro o cinco capas de papel de aluminio y meterlo en un recipiente con tapa hermética”, explica M.a mí Tibodeau.

Más formación

La directora de la Federación de centros de acogida para mujeres, Manon Monastesse, ve aspectos positivos en el aumento de las acusaciones de acoso criminal.

Para ella, significa que el delito es mejor comprendido, tanto por las víctimas como por el sistema judicial.

“Desde hace varios años se imparte formación sobre lo que es el acoso penal”, señala. Vemos que la policía utiliza el artículo cada vez más. Eso es lo que hace una gran diferencia. »

*Nombre ficticio. No publicamos el nombre del acosador para proteger la identidad de la víctima.

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