Este artículo fue traducido automáticamente de HIBAPRESS, la versión árabe:
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Recientemente se han difundido en las redes sociales videos de profesores presentando sus lecciones a sus alumnos al ritmo de la música, balanceándose y en ocasiones bailando. Estos vídeos se han convertido en un rico tema de discusión e intercambio de opiniones entre un grupo fuertemente opuesto. y un grupo que la aprobó y declaró que era una medida que alegra el corazón de los jóvenes y los alienta a exigir abrazar los pupitres en una época de despilfarro educativo.
El fenómeno de la difusión de vídeos que muestran a profesores bailando delante de sus alumnos ha despertado la preocupación de grupos interesados en el campo de la educación, advirtiendo sobre la transmisión de la infección y el caos que se ha conocido en las redes sociales, invadiendo la escuela. espacio, que se supone protegido por leyes, memorandos y reglamentos internos que rigen las actividades de la vida escolar, cuestionando: Sobre el papel de los actores educativos en este sentido.
Mientras que otras opiniones consideran que estas “pedagogías ajenas a nuestro ámbito educativo en la era de la globalización” contribuyen a implicar a los niños pequeños en la creación de contenidos a riesgo de buscar la gloria y ganar dinero, lo que, según quienes sostienen esta opinión, Requiere intervención para proteger los derechos de los niños.
¿Qué opina el ministerio?
Ante la creciente difusión de estos vídeos, el debate se ha extendido y infiltrado en los ayuntamientos, llegando al nivel de condena y alerta sobre sus repercusiones, por temor a una “dilución, incluso en detrimento de los niños”, sobre todo desde que el espacio azul ha sido llenas de escenas de este tipo de creadores de contenidos, que han provocado que el Estado intervenga para organizar sanciones e imponer impuestos y multas a sus propietarios para tratar de limitar el crecimiento del fenómeno.
Al mismo tiempo, los observadores de la cuestión educativa se han sorprendido por la ausencia del papel del ministerio, que es el guardián del sector, en los casos en que profesoras aparecen bailando e interactuando educativamente en las aulas frente a sus alumnos, de sus voluntad de demostrar su dedicación al trabajo, sin ningún control por parte de la institución o ministerio de que se trate. Los propietarios dicen ¿Esta reseña?
Otra reseña y reseña…
El fenómeno en sí fue muy apreciado por sus partidarios, que lo consideraron un fenómeno saludable que reconciliaría al niño con su escuela y su entorno educativo, y le haría amar la idea del apego a su escuela y a su escuela. en la tasa de escolarización, y al mismo tiempo contribuye a reducir el fenómeno de la deserción escolar, siempre que la representación de estas actividades esté protegida por el contenido de las leyes y notas que la enmarcan para proteger el espacio educativo con todos sus componentes y proteger él. a la luz de la aparición de muchas ventajas y desventajas. Tecnología..
Actores, analistas y expertos opinan diferente…
Muchos actores y analistas creen que tales escenas deben estar enmarcadas por valores, morales y principios que tengan en cuenta el estatus simbólico del educador, que debe regirse por el ABC de una acción educativa sobria y equilibrada, advirtiendo de sus repercusiones que pueden ser profundas. afectar a la posición de referencia que se supone debe adoptar. El niño receptor en su relación con el transmisor del mensaje, al que necesariamente se le supone una formación pura, liberada de la fama. Dedicado a la trivialidad.
Otra opinión se mostró favorable a la idea porque, según él, pretende fortalecer los vínculos educativos entre la niñera y el niño, pero esta relación no debe evolucionar hasta el punto de la difamación, sino que debe limitarse a la clase y a la enseñanza. la institución que lo acepta, o en ocasiones puede llegar a la familia para que siga siendo propietaria. El dictamen y la decisión se refieren sobre todo a la lógica de la publicación o no en las redes sociales, destacando que el legislador fue claro a la hora de garantizar la infancia. derechos humanos, con un arsenal legal que criminaliza la explotación de niños menores de edad. Fotografiarlos y violar sus derechos, en particular publicando las fotografías sin el consentimiento de sus familias.