A medida que se acerca la COP16 sobre la lucha contra la desertificación, que se celebrará en Riad del 2 al 13 de diciembre de 2024, Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, hace sonar la alarma. En una entrevista con mundoevoca la urgencia de un plan global para contrarrestar las sequías y proteger las tierras agrícolas.
Una crisis global se agravó en África
La degradación de la tierra, especialmente acelerada en África, se ve impulsada por prácticas agrícolas intensivas y una deforestación desenfrenada. El crecimiento demográfico, combinado con un cambio en los hábitos alimentarios, está ejerciendo una mayor presión sobre suelos que ya son frágiles. El cambio climático exacerba estos desafíos, haciendo que la tierra sea cada vez menos productiva.
Ninguna región del continente se salva, aunque las zonas alejadas del cinturón ecuatorial son las más afectadas. En países como Níger, Senegal y Nigeria, las principales cuencas fluviales se están secando, provocando la erosión del suelo y la desaparición de la vegetación natural. “El continente, a menudo percibido como la mayor reserva de tierra cultivable, está perdiendo su capital natural”, advierte Ibrahim Thiaw.
Un plan de emergencia para anticiparse a las sequías
El secretario ejecutivo espera que la COP16 sea una oportunidad para unir esfuerzos para establecer un marco global de respuesta a las sequías. Este plan incluiría sistemas de alerta avanzada, semillas adaptadas al clima y apoyo financiero para los países más vulnerables. Según estimaciones, se necesitaría un presupuesto de 6.400 millones de dólares a lo largo de diez años para apoyar a 80 países, incluidos 45 de África.
Arabia Saudita, país anfitrión de esta convención, se ha comprometido a liderar esta iniciativa. Pero las contribuciones financieras serán voluntarias, un modelo que deja incertidumbres sobre la movilización de los fondos necesarios.
La Gran Muralla Verde: una iniciativa ambiciosa pero incompleta
Símbolo de la lucha contra la desertificación en el Sahel, la Gran Muralla Verde avanza lentamente, obstaculizada por debilidades institucionales y dificultades para absorber los fondos prometidos por los donantes internacionales. Sin embargo, se están logrando avances notables en países como Etiopía, Níger y Nigeria, mientras que el sur de África está desarrollando un proyecto similar.
La iniciativa, que prevé revegetar una franja de 7.800 kilómetros entre Senegal y Yibuti, pronto podría beneficiarse de un proyecto complementario que une Oriente Medio con el Magreb, financiado por Arabia Saudita. Sin embargo, Ibrahim Thiaw insiste en la necesidad de rediseñar ciertas partes de la ruta para responder mejor a las realidades ecológicas y no a consideraciones políticas.
Un llamado a la acción colectiva
La COP16 en Riad es una oportunidad para movilizar a la comunidad internacional ante una crisis que afecta no sólo a África, sino a todo el mundo. “Debemos actuar ahora”, insiste Ibrahim Thiaw, “antes de que las sequías cuesten aún más vidas humanas y pérdidas económicas”.
Si bien las conferencias internacionales anteriores sobre biodiversidad y clima han sido decepcionantes, las expectativas en torno a esta cumbre son altas. El éxito depende de una voluntad política afirmada, una financiación concreta y una coordinación reforzada entre los Estados.