Desde el martes 19 de noviembre, una turista checa busca a Amalka, su perrita que se escapó de la bodega cuando su avión aterrizó en el aeropuerto de Roissy-Charles-de-Gaulle. Un incidente que plantea dudas sobre las condiciones de transporte de los animales. Cinco o seis de ellos desaparecen cada año.
Martes 19 de noviembre, pista de Roissy-Charles-de-Gaulle. El vuelo AF1139, operado por Air France, aterriza en la pista. Mientras los pasajeros dejan sus asientos y regresan al aeropuerto, los técnicos de la aerolínea están ocupados recogiendo el equipaje facturado. Pero cuando se abrió la escotilla del avión, apareció de repente entre las maletas Amalka, una perrita de dos años de pelo negro. Ella corre hacia la pista y logra escapar de las manos de los técnicos.
Desde hace siete días, el animal no ha sido encontrado, a pesar de los medios movilizados para encontrarlo por la compañía aérea. A “dispositivo excepcional” lo que implica, en particular, búsquedas periódicas en la pista y el uso de un dron para localizar al animal. Su amante, Misa, también deambula día y noche por el aeropuerto buscándolo. Pero más allá de la preocupación, la joven también expresa su enfado contra Air France y las condiciones de transporte de Amalka. Según ella, la jaula de su perro habría sido “mal cerrado desde el principio”lo que habría provocado su apertura durante el aterrizaje forzoso. ¿Por qué se colocan animales en la bodega? ¿Esto supone algún riesgo? ¿Qué alternativas ofrecen determinadas asociaciones? Liberación hace balance.
Bodega o cabina: ¿cómo se organiza el transporte aéreo de mascotas?
Dos condiciones determinan adónde viajará su mascota en avión. Primero, se trata de peso. Para que el animal pueda ser colocado en cabina -en lo que respecta al grupo Air France/KLM- debe pesar menos de 8 kilos, bolsa o jaula incluida, y no debe medir más de 115 cm de volumen. Sin embargo, los límites de peso y tamaño de la jaula varían según la aerolínea.
“Más allá de sus medidas, el animal será enviado directamente a bodega”explica Manuela Vidal, presidenta de la asociación Cats in the Air, una asociación que vela por la defensa de los animales en los aeropuertos de París. “Y cuando un animal viaje en bodega, deberá estar en una caja de transporte regulada de fibra de vidrio, con doble cierre de seguridad”, continúa el jubilado de la aerolínea. La única excepción: perros guía o perros de asistencia para pasajeros con discapacidad sensorial o física. Estos últimos tienen la posibilidad de viajar gratis en la cabina junto a su capitán, independientemente de su peso y tamaño, detalla el sitio web de los aeropuertos de París. Sin embargo, Los animales de apoyo emocional o de servicio, como es el caso de Amalka, no entran en esta categoría.
Otro elemento determinante: el destino. De hecho, algunos países prohíben todo transporte de animales en cabina, como lo hace, por ejemplo, la compañía aérea tailandesa Thai Airways.
¿El transporte en bodega presenta algún riesgo?
Según los aeropuertos de París, “la bodega es un lugar ventilado y calentado”, un lugar en el que las jaulas se mantienen “estable durante todo el viaje”. Una observación de la que se hizo eco el presidente demi Gatos en el aire, lo que confirma que “Los bunkers están presurizados”y que no presentan “sin riesgo para los animales”. “Por tanto, el peligro no está en el avión, sino en el manejo, antes y después del vuelo”. asegura Manuela Vidal.
Por su parte, Sonia Aguado, presidenta del movimiento Volar Juntos, que trabaja para “cambiar la forma de transportar animales en vuelos comerciales”, afirma que el transporte de animales en bodega, “a unos metros de las maletas y no en un lugar aparte”, representa un peligro real. “El equipaje puede caer sobre las jaulas de transporte, dañarlas y asustar a los animales”punta Sonia Aguado.
¿Algún precedente?
Según Manuela Vidal, están sucediendo otras historias similares a la de Amalka “Con demasiada frecuencia”. “De los 30.000 animales transportados a Francia por el grupo Air France en Orly y Roissy cada año, se perderán cinco o seis. calcula el ex empleado de la aerolínea. Esta cifra puede parecer insignificante, pero ya es demasiada. Cada incidente monopoliza a nuestros voluntarios, equipos de rescate y estrés para la familia, cuando todo esto podría evitarse fácilmente. El presidente de la asociación menciona en particular el caso de Teddy, un gato que desapareció durante más de un mes en el aeropuerto Charles-de-Gaulle de París, después de que su dueño encontrara su jaula dañada y completamente vacía. Zoom, un perro Pinscher, también se escapó de su jaula y deambuló por los senderos durante varios días.
¿Cuáles podrían ser las alternativas?
A través de su asociación, Manuel Vidal hace campaña para garantizar el transporte aéreo de mascotas y espera así recuperarse del asunto Amalka para impulsar sus propuestas. En la cima: “Asegúrese de que, además de la jaula, el animal sea transportado en una red”. ENTONCES“si por alguna razón la jaula de transporte se vuelve frágil y se abre, el animal aún no podrá escapar”, describe el jubilado. “Esta red sería 100% segura”.
Por su parte, Sonia Aguado aboga para que “Los animales ya no se consideran equipaje desde el momento en que ingresan a un aeropuerto”. “Queremos abrir la posibilidad de que puedan viajar en cabina, sin límite de peso”, ella explica, “todo con un techo fijado de antemano”. Y para concluir: “Un primer paso para que los animales dejen de ser sólo maletas”. Contactado por LiberaciónAir France aún no ha especificado si la compañía estaba considerando tales desarrollos.