“La inmunidad, que Donald Trump sólo entiende en su forma maximalista, podría rimar con impunidad para actos futuros”

“La inmunidad, que Donald Trump sólo entiende en su forma maximalista, podría rimar con impunidad para actos futuros”
“La inmunidad, que Donald Trump sólo entiende en su forma maximalista, podría rimar con impunidad para actos futuros”
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lLa justicia cedió en Estados Unidos incluso antes de que Donald Trump regresara a la Oficina Oval. Al pedir el cese de los procesamientos en dos investigaciones federales cuya legitimidad no estaba en duda: el papel del expresidente en el asalto de sus partidarios al Capitolio el 6 de enero de 2021 para impedir la llegada al poder de Joe Biden, y la tenaz retención de documentos clasificados tras su salida del poder – el fiscal especial Jack Smith tomó nota de un equilibrio político de poder que se había vuelto insostenible.

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El Estado de derecho se verá afectado por dos razones. Por un lado, esta derrota de la obligación de rendir cuentas coloca al ciudadano Donald Trump –ahora presidente electo– por encima de la ley por hechos pasados. Por otra parte, la continuación de estas investigaciones también habría permitido aclarar el alcance de la inmunidad concedida el 1es Julio por la mayoría conservadora del Tribunal Supremo a un inquilino de la Casa Blanca en el ejercicio de sus funciones. El presidente del máximo órgano judicial de Estados Unidos, John Roberts, aseguró que no puede ser total. A falta de una aclaración, la inmunidad, que Donald Trump sólo entiende en su forma maximalista, bien podría rimar con impunidad para actos futuros.

La composición de la futura administración indica claramente cuál será parte de su función: asegurar la protección del republicano. La suerte de la policía federal, sometida a escrutinio durante el registro de su residencia en Florida, en 2022, se resolverá con este criterio. Hace casi ocho años, tenía un rencor insaciable contra su ministro de Justicia, Jeff Sessions, el primer senador republicano que se le unió, por no haber desempeñado ese papel de escudo. Al colocar al frente del Departamento de Justicia a los abogados pagados con donaciones republicanas que lucharon por él en los tribunales, disipó cualquier ambigüedad, si es que quedaba alguna.

La cuestión de Ucrania

La transición ya está marcada por el deseo de liberarnos de las normas. La opacidad de su financiación, puesta de relieve por la New York Timesda testimonio de ello. El presidente electo renunció a los fondos federales previstos para conservar la posibilidad de recibir una cantidad ilimitada de donaciones procedentes de intereses financieros privados ciertamente motivados por consideraciones distintas al bien común, sin tener que hacer públicos los nombres de los donantes.

La impunidad que sugiere la transición no sólo afectará los asuntos internos estadounidenses. La elección del reportero de Fox News, Pete Hegseth, para dirigir el Pentágono es otro ejemplo potencial de desregulación. En este caso, se trata de una posible renuncia a las limitaciones impuestas por las leyes de la guerra, que se extenderían más allá de las fronteras de los Estados Unidos, si el Senado no obstaculiza esta designación.

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