Probablemente ya hayas oído que el aire del mar es bueno para la salud. Desde el 18mi siglo, los médicos recurren a él para aconsejar a sus pacientes durante sus vacaciones junto al río (o al mar). Sin dejar de lado, se pone en duda lo que se ha convertido en un atractivo eslogan utilizado por la industria turística, ya que esta afirmación habría sido muy exagerada.
Kathleen Couillard, del Rumor Detector de la Agence Science-Presse, cuenta que en 1938, los médicos, en la revista médica la lancetadijeron que habían observado que sus predecesores, un siglo y medio antes, habían hablado de los efectos “energizantes” del aire del mar.
En ese momento incluso había surgido un movimiento que promovía “hogares de convalecientes” en la costa de Inglaterra. Además, varios establecimientos hoteleros y casas rurales construidas a orillas del río en nuestras comarcas también invitaron a los clientes a venir a recargar pilas.
Pero ningún estudio moderno ofrece una confirmación clara de los efectos del aire marino. Un estudio británico publicado en 2012 sugiere que la salud parece mejor cerca de la costa, una hipótesis respaldada por investigaciones en Bélgica y Europa realizadas entre 2019 y 2023 que muestran un vínculo potencial con la práctica de actividad física y una reducción del estrés en el entorno costero. Todo esto se atribuiría a la sal y a las gotitas marinas –spray– que, transportadas por el aire hasta 500 metros de la costa, desempeñarían un papel en la hidratación de las vías respiratorias. Esto podría explicar los beneficios observados en pacientes que padecen enfermedades como la fibrosis quística.
Estudios recientes también plantean preocupaciones. Science-Presse precisa que en las salpicaduras del mar también se han encontrado toxinas producidas por microalgas y diversas moléculas industriales que pueden ser perjudiciales para la salud. Esto demuestra que las curaciones atribuibles a estancias junto al río deben tomarse… con cautela.
Si nada demuestra fuera de toda duda los efectos beneficiosos del aire salado para la salud, una cosa es segura: admirar el río sigue siendo una de las actividades más relajantes. Foto de : Marc Larouche