Ya hemos hablado bastante sobre los machos alfa. Me gustaría hacer un documental sobre los hombres promedio.
Me refiero a los chicos corrientes, los que son amables con sus novias, los que cambian los pañales de sus hijos, los que se toman un permiso parental para que sus novias puedan volver a trabajar.
Chicos comunes y corrientes que trabajan en empleos que ninguna mujer quiere, que no hablan de sus problemas de salud, que se retraen, que descienden en la escala social porque no se acercan.
Chicos que sufren en silencio.
EN LUGAR DE ALFA, LAMBDA
Los hombres quebequenses son seguramente los más igualitarios del planeta. ¿Por qué estos tipos nunca aparecen en documentales?
Nos interesan los extremos: ya sea machos alfa (impulsados por la testosterona) u machos omega (drag queens, personas no binarias u hombres trans, hombres “embarazados”). Me interesan los hombres promedio.
Según los diccionarios, como lambda es la letra central del alfabeto griego, “lambda también significa “cualquiera” en contraposición a una personalidad conocida o una élite política, social o cultural”. Como en la expresión “un individuo promedio”. El tipo promedio es el que es promedio, el que no hace olas.
En mi documental, preguntaría a los hombres cómo se sienten cuando, cada vez que hablamos de “masculinidad”, la asociamos con “toxicidad”. Cuando la gente te dice todo el día que eres un idiota o un depredador potencial. Cuando hablas de una “crisis de masculinidad” y un académico te dice que es “misógino” hablar de eso.
En mi documental hablaría de: las cifras del CNESST sobre accidentes laborales que afectan mucho más a los hombres que a las mujeres; tasas de suicidio mucho más altas entre los hombres; tasas mucho más altas de personas sin hogar entre los hombres; mayores tasas de abandono escolar entre los niños; tasas mucho más altas de dependencia de sustancias (drogas, alcohol) entre los hombres, etc.
En mi documental, incluso me preguntaría si todo esto no está relacionado (baja autoestima que lleva a las adicciones y al suicidio).
En mi documental, daría la palabra a especialistas en educación como Égide Royer, que siempre ha afirmado que si las niñas tuvieran un problema de abandono escolar, sólo se hablaría de ello en los medios de comunicación.
En mi documental, hablaría de hombres que desarrollan enfermedades graves porque se negaron a ir a ver a su médico o dudaron en hacerse examinar.
Hablaría del tabú que rodea a los hombres víctimas de violación (atacados por sacerdotes, entrenadores deportivos o miembros de su familia).
Hablaría de #MeToo en el sentido masculino.
En mi documental hablaría del otro tabú: el de la violencia doméstica donde los hombres son las víctimas y las mujeres las agresoras (las cifras reales te tirarían al suelo).
UN DOCUMENTO NO ORDINARIO
En mi documental hablaría del silencio de los hombres. De su incapacidad para expresar con palabras su dolor, su sufrimiento, su angustia. También hablaría de la negativa de la sociedad a escucharlos.
Pero me pregunto: ¿quién querrá financiar o emitir mi documental sobre… chicos corrientes?