El proyecto presentado este jueves por la presidencia azerbaiyana de la COP29 provocó el rechazo unánime de los líderes europeos. Ha sido criticado por su falta de cifras concretas sobre financiación climática y compromisos débiles con los productores de petróleo.
Un proyecto descrito como una caricatura. Este jueves 21 de noviembre, la presidencia azerbaiyana de la COP29 publicó un texto de diez páginas presentando un borrador del proyecto final, luego de varios días de intercambio entre los diferentes actores presentes en esta conferencia de la ONU, pero fue ampliamente rechazado.
“Es claramente inaceptable en el estado actual de las cosas”, tronó el comisario europeo Wopke Hoekstra. Él y sus colegas europeos dijeron que exigían más compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, frente a países productores de petróleo que se resisten, como Arabia Saudita.
“X” en lugar de cantidades
Los líderes europeos criticaron el hecho de que el texto sólo indique “X” en lugar de las cantidades, incluso si éstas están expresadas en “billones de miles de millones”. Y sobre todo, sin dar una cifra precisa, la primera propuesta de acuerdo pedía que “X” mil millones de dólares al año procedieran del dinero público de los países ricos actualmente obligados a contribuir según los textos de la ONU, principalmente Europa, Estados Unidos y Europa. Japón – y por fondos privados asociados, “durante el período 2025-2035”.
Esto es mucho más que los 100 mil millones que los países ricos habían decidido aportar durante el período 2020-2025. Una opción poco realista para los países ricos, especialmente en tiempos de ajuste presupuestario. Sobre todo, esta opción no preveía ninguna ampliación de la lista de contribuyentes a países como China, Singapur o Qatar.
En las horas siguientes a la publicación de este texto, los países en desarrollo exigieron a los países ricos “al menos” 500 mil millones de dólares al año en financiación para el clima hasta 2030. “No debemos irnos de Bakú sin una cifra clara”, declaró el ugandés Adonia Ayebare, hablando en la gran sala plenaria de la COP29 en Bakú. Cuesta creer que mañana, último día de esta conferencia de la ONU, se alcance un acuerdo.
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