La posibilidad de que las negociaciones terminen con una reducción de la ambición climática en la COP29 está aumentando, mientras que las discusiones sobre financiación se estancan, 48 horas antes del final de la cumbre, preocupando tanto a observadores como a negociadores.
Publicado a las 17:24
“Es un miedo que tenemos”, confiesa La prensa una fuente cercana a las negociaciones, que no está autorizada a hablar públicamente sobre el asunto.
Está en juego la preservación de la “integridad” del consenso para alejarse de los combustibles fósiles alcanzado en la COP28 en Dubai en diciembre de 2023, y existe preocupación en los círculos diplomáticos.
Esta incertidumbre se debe en particular al laborioso progreso de los debates sobre la ayuda financiera climática que se debe pagar a los países emergentes, que está en el centro de este 29mi Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29).
Los países reunidos en Bakú, Azerbaiyán, deben llegar a un acuerdo que suceda al que exigía que los países ricos pagaran a los países en desarrollo 100.000 millones de dólares estadounidenses al año hasta 2025.
“Todas las salas de negociación están bloqueadas o ralentizadas porque estamos en el proceso de negociación de este nuevo objetivo”, que es objeto de negociación, señala la directora general de la Red de Acción Climática de Canadá, Caroline Brouillette, contactada in situ.
Hablamos de dinero; por definición, es extremadamente político.
Caroline Brouillette, directora general de la Red de Acción Climática
Los debates en el pleno o durante las reuniones de negociación son “muy acalorados”, señala Charles-Édouard Têtu, analista de política climática y energética de Équiterre.
“Confiamos mucho más en las negociaciones del corredor, ahí es realmente donde los delegados encontrarán la manera de llegar a un acuerdo”, observa.
Presidencia “débil”
Los observadores y negociadores culpan al país anfitrión por el estado de las discusiones.
“La ausencia de liderazgo por parte de la Presidencia afecta negativamente a las negociaciones”, señala Andréanne Brazeau, analista política de la Fundación David Suzuki, contactada in situ.
Azerbaiyán “tuvo una preparación mínima y no dedicó los recursos que requería la magnitud del desafío”, añade Caroline Brouillette.
“Es una mini COP”, coincide Mark Purdon, titular de la cátedra sobre descarbonización de la Universidad de Quebec en Montreal, que asistió a una quincena de estas conferencias de la ONU.
El país que preside una COP debe demostrar que comprende el proceso de negociación y garantizar que los países se sientan cómodos dirigiéndolos, resume nuestra fuente cercana a las discusiones.
“En ambos frentes, no hemos visto mucho”, dijo.
“Aún lejos” de un acuerdo
Por tanto, el resultado de la conferencia parece especialmente incierto, dos días antes de su clausura.
“Es raro que estemos tan cerca del final de una COP con tan pocos indicios de cómo será el acuerdo final”, dice Caroline Brouillette.
“Todavía estamos lejos de un acuerdo”, afirma Andréanne Brazeau, lamentando que la Presidencia haya renunciado inmediatamente a adoptar una “decisión sobre el tope”.
Una decisión encubierta es una declaración política que reúne el resultado de las negociaciones sobre los distintos temas discutidos, pero que también evoca otros compromisos, como el “consenso de los Emiratos Árabes Unidos” de la COP28 en 2023 o el “Pacto Climático de Glasgow” de la COP26 en 2021. .
“La Presidencia ya ha anunciado que no habrá ninguno para no distraer a los equipos negociadores que se encuentran en un callejón sin salida”, afirmó M.a mí Brazeau. Esto demuestra que la Presidencia no desempeñó su papel como debía. »
No “caridad”
La falta de liderazgo por parte de los “Estados clave” también es responsable del decepcionante progreso de la COP29, señala Charles-Édouard Têtu.
Pocos jefes de Estado y de gobierno occidentales viajaron a Bakú y pocos países anunciaron un aumento de sus acciones climáticas.
Canadá, en particular, está “desaparecido”, lamenta Andréanne Brazeau, pidiendo a Ottawa que sea “más flexible” en cuanto a los mecanismos de financiación destinados a los países emergentes y que aumente su propia contribución.
“Los países del G7 tienen una deuda climática con el resto del mundo y, por el momento, es como si la hubieran olvidado”, afirmó, subrayando que este dinero es necesario para permitir a los países emergentes descarbonizarse.
Esto no es caridad, es una forma de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados.
Andréanne Brazeau, analista senior de políticas de la Fundación David Suzuki
Sobre todo porque los países que han adoptado iniciativas climáticas “han sido castigados en los mercados”, lamenta Caroline Brouillette citando a Colombia, cuya calificación crediticia fue rebajada tras la elección del presidente Gustavo Petro en 2022, que prometió frenar la expansión de los proyectos de combustibles fósiles.
“Es imposible que los países emergentes aumenten sus ambiciones sin ayuda financiera”, afirma.
Y la financiación que se ofrecerá a los países emergentes debe consistir principalmente en subvenciones públicas, y no en préstamos, para no aumentar su deuda y darles una mayor autonomía en la elección de las medidas a aplicar, subrayan los observadores entrevistados por La prensa.