La semana pasada, en Limoges, un ciclista fue atropellado por un vehículo que no se detuvo. La muerte del hombre, conocido en la ciudad, provocó una ola de emoción.
Cerca de 300 personas marcharon, vestidas de azul, el sábado en Limoges para rendir homenaje al “hombre de azul”, un ciclista septuagenario atropellado mortalmente por un coche la semana pasada.
Figura emblemática de la ciudad, Jean-Marc Chatard, de 74 años, recorría desde hacía años las carreteras del departamento, vestido con su mono y sus botas de goma. El 8 de noviembre, este ex albañil y agricultor murió a causa de sus heridas tras ser atropellado por un coche en una carretera local que solía tomar para volver a casa.
“El alma de nuestra ciudad”
“Su mono, sus botas de goma y, sobre todo, su bicicleta eran sus compañeros de cada día. Era una persona única y querida en Limoges, aunque nunca fuera plenamente consciente de ello. Su sencillez, sus sonrisas formaban parte del alma de nuestra ciudad”.declaró su sobrina nieta Mathilde Lavergne.
Era tan popular que, en 2020, una pastelería adornó sus pasteles de Reyes con un frijol con su imagen y un sitio web que enumeraba buenas direcciones también llevaba su apodo. Después de su muerte, la fachada del ayuntamiento de Limoges se viste de azul por la noche.
“Lo vi por primera vez cuando tenía quince años, vino a comprar suelas a la tienda en la que yo trabajaba en ese momento”cuenta Josiane, una sexagenaria vestida con un mono para la ocasión.
Convivencia conflictiva entre bicicletas y automovilistas
Acudiendo a la convocatoria de la asociación Véli Vélo, otros participantes deploraron la “falta cruel” Instalaciones para ciclistas. “Aunque en Limoges han surgido carriles bici, algunos siguen siendo intransitables“, lamentan Richard y Jacques. La muerte de Jean-Marc Chatard, después de la de un ciclista atropellado por un conductor de todoterreno el 15 de octubre en París, ha arrojado luz sobre la convivencia a veces conflictiva entre bicicletas y automóviles.
El septuagenario dice que lo confundió con un animal
Dos días después del accidente, un hombre de 76 años se presentó espontáneamente a la gendarmería. Puesto automáticamente bajo custodia policial, según lo previsto en el procedimiento, el septuagenario admitió haber golpeado algo. Pero, se defendió, esa vía departamental ya no está iluminada y en el pasado ya había atropellado a un animal en esta misma vía. Así que este viernes por la tarde continuó su camino. Cuando llegó a casa, dijo que notó el daño en su espejo retrovisor. Sólo al día siguiente, cuando se enteró en la prensa de la convocatoria de testigos lanzada por los gendarmes, hizo la conexión y decidió presentarse ante la policía.
Al no tener antecedentes penales, el hombre fue puesto en libertad. La investigación preliminar continúa por homicidio y atropello con fuga.
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