Laurence Marandola, primera mujer que habla sola en nombre de la Confederación Campesina, es la voz de la “agricultura campesina”, lanzada a la “lucha de la década” frente a la agroindustria y los tratados de libre comercio que la ponen en peligro, según le.
Mientras crece el descontento agrícola en el país y se avecinan manifestaciones a partir del viernes, la portavoz de la Confederación Campesina intenta encontrar tiempo para vigilar su rebaño de llamas.
En su granja de Auzat, situada al pie de las montañas de Ariège, donde la conoció la AFP, esta granjera de 55 años cuida de una treintena de animales y cultiva plantas medicinales y aromáticas, además de manzanos.
Cuando no está en su granja de unas cuarenta hectáreas, toma el tren nocturno en la estación de Tarascon-sur-Ariège, a veinte minutos de su granja.
– “Desprecio democrático” –
Desde allí, acude a reuniones y movilizaciones de su sindicato, en cubierta para luchar contra la perspectiva de un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y los países del Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia).
“Esta es la lucha de la década para proteger la agricultura francesa, europea y latinoamericana”, afirma el activista, tajante al hablar de las posibles consecuencias nocivas de este acuerdo.
“Su firma es inaudible, sentimos que todo el mundo agrícola está en contra y todavía corre el riesgo de ser firmado en total opacidad, desafiando cualquier decisión democrática”, añade el criador que conoce bien el sur de América.
Porque, antes de hablar en nombre del tercer sindicato agrícola francés, el nativo de Alta Saboya viajó y pasó dieciséis años en Bolivia, en contacto con los agricultores andinos.
“En definitiva, se trata de la misma evolución que aquí: el colapso masivo del número de agricultores en todas partes, de las explotaciones que crecen, de la agroindustria que se ha consolidado en todas partes”, resume.
Una experiencia que reforzó una conciencia militante nacida durante una juventud influenciada por la experiencia de los agricultores de su familia, “esa ansiedad que había en ellos” ante el crecimiento del libre comercio.
Dice que también estuvo marcada por las movilizaciones antiglobalización de los años 1990, citando entre otras cosas el desmantelamiento del McDonald’s de Millau, las grandes manifestaciones de Seattle en 1999 o el Foro Social Mundial de Porto Alegre, al que asistió en 2001.
Así que cuando se instaló en Ariège, a su regreso a Francia en 2007, naturalmente se acercó a la Confederación Campesina.
“No había otra unión posible para mí”.
Una organización particular, que se niega a calificar de alternativa “al permitir que se siga implementando otro modelo (…), que provoca la desaparición de una masa de campesinos que no pueden vivir de su trabajo”. “No estamos promoviendo un modelo alternativo, sino un modelo de agricultura campesina que quiere generalizarse”, asegura.
– Lucha feminista –
Para Hélène Delmas, coportavoz del sindicato en Occitania, Laurence Marandola encarna también el hecho de que “la Confederación Campesina siempre se ha preocupado por prestar atención al lugar de la mujer en el mundo rural”, en “un entorno agrícola bastante machista .”
Una manera de englobar su lucha por “un proyecto social” en un marco más amplio, desde las luchas feministas hasta la lucha contra la artificialización del territorio y, recientemente, la controvertida autopista A69 entre Toulouse y Castres.
Laurence Marandola destaca la “carrera por la chalota” de otros sindicatos que anuncian importantes movilizaciones pocos meses después de los bloqueos que afectaron en gran medida al suroeste.
El entonces Primer Ministro se reunió con uno de los líderes de la protesta, Jérôme Bayle, una imagen que había “congelado” a Laurence Marandola. “Lo que me impactó fue esta imagen de Gabriel Attal saliendo de Matignon, que iba a poner un papel sobre un fardo de heno, que iba a brindar, haciendo creer a la gente que todo estaba resuelto, (…) “era de un formidable desprecio de clase”.
La tensión se remonta a la proximidad de las elecciones a las cámaras de agricultura en enero. Laurence Marandola no volverá a presentarse, aunque llegará en mayo al término de cuatro mandatos nacionales, el límite fijado por la “Conf”.
La criadora descarta inmediatamente cualquier futuro político; quiere seguir involucrada en el mundo activista. “Pero primero voy a arreglar las cosas en la granja”, desliza.