La capital, Bakú, comenzó el sábado a recibir a los jefes de Estado y de Gobierno, así como a las distintas delegaciones que participan en este evento mundial para encontrar soluciones a las amenazas del cambio climático, mientras la ONU había advertido de un récord mundial de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). alcanzado en 2023.
“Es un gran honor” para Azerbaiyán ser anfitrión de esta conferencia, afirmó el presidente del país, Ilham Aliyev, en un discurso en el XV Diálogo de Petersberg sobre el clima, celebrado en abril pasado en Berlín. Según Aliyev, ser anfitrión de esta misa climática es una “señal de respeto de la comunidad internacional” por lo que está haciendo su país, particularmente en el campo de las energías verdes.
“Es una gran responsabilidad porque no sólo queremos organizar un buen evento, sino también dar buenos resultados”, destacó. El presidente proclamó el año 2024 como el año de la solidaridad por un mundo verde en Azerbaiyán. El país se había fijado el objetivo de reducir las emisiones de GEI en un 35% hasta 2030 y en un 40% hasta 2050 respecto al año base (1990).
La COP29 se centrará, al igual que otras COP, principalmente en acelerar los esfuerzos globales para mitigar y adaptarse al cambio climático. Su agenda de acción tiene como objetivo garantizar la accesibilidad de los recursos para los países en desarrollo, indicó hace unos días Mukhtar Babayev, ministro azerbaiyano de Ecología y Recursos Naturales y presidente de la actual COP.
La comunidad internacional tiene grandes expectativas puestas en este evento climático global, ya que el calentamiento global “ya devasta a las comunidades de todo el mundo, en particular a las más pobres y vulnerables”, declaró el director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (PNUMA). Inger Andersen. “Las tormentas violentas arrasan las casas, los incendios arrasan con los bosques y la degradación de la tierra y la sequía degradan los paisajes”, lamentó la Sra. Andersen, citada en un informe del PNUMA titulado “La brecha de adaptación en 2024: contra los vientos y las mareas”.
Así, el Programa de la ONU cree que ya es hora de comenzar con compromisos para aumentar la financiación para la adaptación y pide un “nuevo objetivo colectivo cuantificado” para la financiación climática en la COP29. Si bien la financiación internacional para la adaptación de los países en desarrollo alcanzó los 28.000 millones de dólares en 2022, sigue estando muy por debajo de las necesidades. Las estimaciones de la ONU sugieren que se necesitarán entre 187 mil millones y 359 mil millones de dólares por año para cerrar la brecha financiera para la adaptación.
Según los medios internacionales, varios Estados, entre ellos la India, el grupo árabe y el grupo africano, han hecho propuestas que oscilan entre 1.000 y 1.300 millones de dólares al año, entre 2025 y 2030. Los países desarrollados han rechazado estas sumas.
Por su parte, la presidencia del país anfitrión de esta misa climática tiene una visión que “se apoya en dos pilares principales: fortalecer la ambición y movilizar la acción. Esta visión pretende definir planes de acción concretos para mantener el objetivo de limitar el aumento de las temperaturas a +1,5°C, garantizando al mismo tiempo que nadie se quede atrás”, afirmó el embajador de Azerbaiyán en Marruecos, Nazim Samadov, en una declaración. MAPA. La Presidencia también se compromete a “llevar a cabo las negociaciones de manera transparente, imparcial e inclusiva, con especial énfasis en la financiación climática”. Exhorta a las Partes a presentar contribuciones nacionales ambiciosas y alcanzar un consenso sobre un nuevo objetivo colectivo de financiación climática cuantificada (NCQG) que sea equitativo y ambicioso”, añadió Samadov.
Además, Marruecos apoyó recientemente 14 iniciativas lanzadas por Azerbaiyán para fomentar la cooperación y la acción climática global, “reforzando así el compromiso de los países del Sur de colaborar en los objetivos climáticos”, afirmó. Por su parte, la Unión Europea había subrayado la importancia de acordar un NCQG en términos de financiación climática que sea realizable y adaptado a su objetivo.
Según la UE, el nuevo objetivo debería diseñarse sobre la base de un “enfoque amplio, transformador y multinivel”, que incluya diversos flujos financieros y un grupo más amplio de contribuyentes, y reflejar la evolución de las respectivas capacidades económicas y la creciente proporción de Las emisiones globales de GEI desde principios de la década de 1990 también deben centrarse en la cuestión de las pérdidas y los daños, fortaleciendo la cooperación internacional en los mercados de carbono y las soluciones basadas en la naturaleza y las transiciones hacia la energía limpia.
El artículo 6 del Acuerdo de París, los derechos humanos en las políticas climáticas y la participación de la sociedad civil y los pueblos indígenas también estarán en la agenda de esta cumbre climática.
MAPA / Soumia Al Arkoubi