“¡Todo lo que probamos tiene un efecto positivo!” Bernard Thorens, especialista en diabetes del Centro de Genómica Integrativa de la Universidad de Lausana, es el hombre que descubrió en los años 1990 el receptor GLP-1, es decir, el receptor al que se dirigirán todos los fármacos a los que se dirigirán posteriormente los análogos del GLP. -1, de Ozempic a Wegovy. Hoy no puede creer la multiplicidad de efectos positivos que hemos descubierto para estas moléculas. el habla de “droga milagrosa”enmascarando su entusiasmo lo mejor que pudo detrás del estricto condicional.
Él no es el único. Recientemente, en septiembre de 2024, la revista francesa Ciencia y futuro estaba en la portada “la molécula milagrosa”. Son innumerables los artículos que presentan los resultados de estudios clínicos, a veces bastante preliminares, para afirmar que los análogos del GLP-1 podrían curar todas las enfermedades y todos los órganos, desde el hígado hasta los riñones pasando por el cerebro – e incluso la vejez…
El precio del rumor
Naturalmente, esto es exagerado. Y hay que reconocer que hay muchos rumores en los medios de comunicación que llaman la atención sobre tal o cual riesgo identificado por un nuevo artículo científico, incluidos algunos casos extremadamente raros que también deben ser confirmados. Por ejemplo, a pesar de todas las precauciones tomadas por los autores, un estudio realizado por oftalmólogos estadounidenses publicado en julio de 2024 que muestra un posible vínculo entre la semaglutida (ingrediente activo de Ozempic) y una enfermedad ocular muy rara se convierte en “Ozempic podría dejarte ciego” en un sitio de noticias canadiense y otro suizo…
¿El precio de la gloria? Sin duda, pero también es en parte resultado de una estrategia de los laboratorios farmacéuticos. Están aumentando el número de grandes ensayos clínicos en fase 3 y 4, con el fin de encontrar nuevas indicaciones y efectos positivos que puedan ampliar el mercado de estas moléculas. Esto también permitiría ampliar la validez de las patentes (las que protegen el GLP-1 comercializado hoy para la diabetes y la obesidad expirarán entre 2026 y 2036) y convencer a las aseguradoras de salud para que reembolsen mejor que hoy.
Esta estrategia es obvia pero, en sí misma, no significa que los análogos del GLP-1 no tengan estos múltiples efectos que se les atribuyen. Intentaremos ver con claridad.
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