“Para Trump, ser atípico es su superpoder”

“Para Trump, ser atípico es su superpoder”
“Para Trump, ser atípico es su superpoder”
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Trump y sus ya famosos pasos de baile.

AFP

Pequeños pasos de baile propios, esbozados al ritmo del rock de Elvis o de la discoteca de Village People, discursos inconexos, insultantes, pero siempre puntuados por las risas de los fans entretenidos, la coreografía de campaña de Donald Trump, por desconcertante que sea, dio en el blanco .

Con su atípico estilo de campaña, que trajo consigo su cuota de caos y escándalos, el republicano volvió a conquistar las llaves de la Casa Blanca, tras su victoria en 2016 y su estrecha derrota, que nunca reconoció, en 2020.

“El estilo de campaña de Trump es crudo, sin remordimientos y alejado de los estándares habituales, y precisamente por eso funciona”, analiza Adrienne Uthe, fundadora de Kronus Communications, una empresa de relaciones públicas.

“Insiste en hablar directamente con quienes se sienten abandonados por la política tradicional. Sus detractores lo tildan de irresponsable, pero él es un maestro en el arte de no prestar atención a las críticas”, continúa este experto en comunicación.

Su clara victoria sobre su rival demócrata Kamala Harris permite al neoyorquino, figura de lo más divisiva, ser el primer expresidente reelegido desde Grover Cleveland, a finales del siglo XIX.

En McDonald’s, con un camión de basura

Una remontada victoriosa tanto más sorprendente cuanto que el Trump de 2024 no es tan diferente del hombre que abandonó la Casa Blanca en 2021, sin reconocer su derrota ante Joe Biden y sin calentar el ánimo de sus seguidores que luego atacaron el Capitolio, provocando Caos inimaginable.

Dotado de un instinto político que ya no está en duda, el ex magnate inmobiliario dio la impresión, durante esta tercera campaña, de confiar sobre todo en sus intuiciones.

Su inclinación por los discursos de campaña divagantes y sin mirar al promotor fue vista por algunos como un desvío para los votantes moderados. Los editorialistas denunciaron sus declaraciones racistas y misóginas, convencidos de que con ello alienaría las voces de muchas mujeres y votantes hispanos.

Sus actuaciones, delante de una freidora de McDonald’s, con un delantal que cubría su corbata roja o al volante de un camión de basura, con una chaqueta naranja, provocaron las burlas de la oposición y desconcertaron incluso a su propio bando.

Y ante sus múltiples reveses legales –fue acusado y condenado en casos penales y civiles–, Donald Trump apostó por la lealtad de sus leales votantes, transformando sus comparecencias ante los tribunales en una plataforma mediática.

Y al final, es Donald Trump quien gana en uno de los regresos políticos más resonantes de la historia de Estados Unidos.

apuesta exitosa

Tras convencer a muchos indecisos en las últimas semanas de campaña, el multimillonario republicano podría incluso superar en número de votos a su rival Kamala Harris, la primera vez para un republicano en veinte años, en esta elección por sufragio universal indirecto.

“Para Trump, ser atípico no es una debilidad, es su superpoder”, asegura la analista Adrienne Uthe.

Dos procedimientos de impeachment, varias acusaciones judiciales, dos intentos de asesinato, acusaciones de autoritarismo: contra todo pronóstico, Donald Trump triunfó en su apuesta y engañó, una vez más, las encuestas que auguraban una carrera reñida.

Al empresario le fue mejor que en 2020 en casi todas las categorías de la población y en casi todos los rincones del país.

Frente a los periodistas, los partidarios de Trump explican que toleran sus excesos, menos por apoyo que por razones económicas: su poder adquisitivo era mejor cuando él era presidente y tienen la sensación de que todavía lucha por ellos.

“Muchos otros se tapan la nariz y lo apoyan porque creen que será mejor en temas que les interesan: la economía, la inmigración, el aborto”, dice Donald Nieman, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Binghamton en el estado de Nueva York.

Explotación de la ira

Lo mismo ocurre con Nikki Haley, su principal rival en el campo republicano. “Sobrevivió a dos procesos de impeachment, a numerosas acusaciones y aun así Estados Unidos lo eligió porque, al final del día, sabían lo que iban a pasar con Donald Trump”, explicó en la radio digital SiriusXM.

Para el consultor político Andrew Koneschusky, el éxito del ex presidente se basa principalmente en seducir a un electorado de jóvenes que están perdiendo el rumbo, explotar la ira de los estadounidenses ante la inflación y designar a los inmigrantes como chivos expiatorios y las divisiones en la sociedad en materia de género y raza.

“La atracción por Trump no es racional, es emocional”, cree este ex portavoz de Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata saliente en el Senado.

“Muchas de las emociones que subyacen al apoyo a Trump son negativas. Los estudios demuestran que las emociones negativas se sienten con más fuerza y ​​Trump es un maestro en el arte de explotarlas y manipularlas”, afirma Andrew Koneschusky.

(afp)

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