El coronel Florian Manet, experto en seguridad global, explora en una entrevista en Radio Notre Dame cómo la globalización, en particular el transporte marítimo, favorece el narcotráfico internacional. El tráfico aprovecha las cadenas de suministro globales para esconder drogas en contenedores, de los cuales sólo el 2% están controlados. Manet también destaca los desafíos legales relacionados con la alta mar y las presiones ejercidas sobre los actores portuarios. La corrupción y el uso de banderas de conveniencia complican aún más la lucha del Estado contra este flagelo.
La globalización ha abierto muchas oportunidades para las actividades delictivas transnacionales, incluido el tráfico de drogas. Considerado durante mucho tiempo como un negocio local, el tráfico de drogas ha adquirido una escala sin precedentes al invertir masivamente en rutas marítimas, aprovechando las brechas en la seguridad de la cadena logística internacional.
Según el coronel Florian Manet, autor de la obra “Talasopolítica del narcotráfico internacional – ¿La cara oculta de la globalización? “, casi el 90% de las mercancías, tanto lícitas como ilícitas, viajan ahora por mar. De hecho, el transporte por mar ofrece numerosas ventajas a las organizaciones criminales: gran capacidad, conexiones regulares y predecibles y, sobre todo, controles débiles: sólo el 2% de los contenedores se inspeccionan eficazmente.
Además, alta mar escapa en gran medida al control de los Estados, mientras que la corrupción azota muchos puertos, que se han convertido en auténticos “centros” de redistribución de drogas. De este modo, el tráfico de drogas socava la soberanía estatal, limitando la capacidad de las autoridades para luchar contra este flagelo.
Más allá de los aspectos económicos, el tráfico de drogas también genera violencia generalizada, alterando gravemente el orden público. Ciudades como Guayaquil en Ecuador han visto dispararse sus tasas de homicidio en los últimos años, lo que refleja la magnitud de esta amenaza.
Ante estos desafíos, el autor llama a comprender mejor la dinámica de la logística marítima y portuaria, para diseñar contramedidas adecuadas. De hecho, el narcotráfico representa un verdadero desafío para la globalización, que pone en duda el papel regulador de los Estados.