UN TIEMPO DE DESCOLONIZACIÓN CULTURAL

UN TIEMPO DE DESCOLONIZACIÓN CULTURAL
UN TIEMPO DE DESCOLONIZACIÓN CULTURAL
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El hombre que ejerce responsabilidades políticas es un ciudadano comprometido con su pueblo y que desarrolla su lucha en todos los niveles fundacionales de la sociedad. Sus demandas políticas y económicas deben ir acompañadas de un compromiso intelectual, social y cultural.

En estos términos, podemos decir que el político es un ser social, honesto, constructor y convencido que defiende los valores morales, culturales, políticos y económicos a los que reivindica su pueblo.

Es en este sentido que los líderes africanos, frente a los principales desafíos del siglo XXI, deben trabajar hoy para construir de manera efectiva y sostenible las bases del renacimiento africano.

Es a partir de este postulado que desarrollaremos las condiciones necesarias para la buena gestión de un Estado, para su coherencia democrática, intelectual, cultural y unitaria.

Después de la independencia y el proceso de descolonización, la mayoría de los líderes africanos ejercieron su poder sobre los escombros del colonizador con sus efectos de dependencia económica, burocrática, social y cultural. Este largo proceso de desintegración de la cultura africana ha tenido, como sabemos, consecuencias desastrosas en el continente y en el pueblo africano. Todas estas fuerzas de “despersonalización” han llevado a ciertos Estados y a sus dirigentes a seguir negando la existencia de los valores africanos, de un funcionamiento social singular y de una cultura rica adaptada a su entorno, continuando así la labor de división colonial y despojando aún más a los pueblos. de su patrimonio cultural y de su sentido de identidad.

El imperialismo colonial ha hecho su trabajo para poder mantener al continente africano en un estado de dependencia económica, social y cultural, hasta tal punto que no puede hacer valer su soberanía continental y asegurar su capacidad de desarrollo económico, social y cultural.

Las ciencias, los avances tecnológicos, los valores culturales, el pensamiento son patrimonio universal. En ningún caso son monopolio de las potencias colonizadoras. La cultura africana tiene tanta fuerza y ​​riqueza como el pensamiento europeo o chino. Se retroalimentan mutuamente para llegar a lo que llamamos creencias universales que se basan en la singularidad de una para enriquecer a la otra.

En otras palabras, los Estados europeos que colonizaron a los Estados africanos no son los poseedores intelectuales, culturales y económicos del desarrollo verdadero y sostenible del continente africano.

Durante mucho tiempo y manteniendo esta falsa opresión encaminada a instaurar un sentimiento de inferioridad intelectual, científica y administrativa en África, las potencias coloniales sólo explotaron las riquezas del continente africano, en detrimento de los pueblos y de su capacidad de supervivencia. -administrar.

“La cultura es la forma en que una determinada sociedad dirige y utiliza los recursos del pensamiento”. Es esta facultad cultural ancestral y moderna de la que África debe dotarse para recuperar su verdadera identidad.

Es en esta “reconstrucción” de la identidad y en este “renacimiento” histórico y cultural donde residen las responsabilidades de los líderes políticos africanos, asociados con hombres de cultura, ciencia e intelectuales.

Aimé Césaire dijo, durante el segundo congreso de escritores y artistas negros en 1959, que “en retrospectiva diremos, para caracterizar nuestra época, que así como el siglo XIX fue el siglo de la colonización, el siglo XX fue el siglo de la descolonización.

Para respaldar nuestro punto, ¿qué queremos decir con el significado de la palabra “descolonización”?

No es sólo la retirada de las fuerzas coloniales, es la capacidad de “reapropiarse” de su herencia histórica, cultural, social, política y económica. En otras palabras, se trata de hacer una ruptura epistemológica con todos los daños de la colonización y el trastorno mental que ha causado.

Este concepto de reconquista cultural está vinculado a la voluntad política, pero esto no puede ser suficiente. Los intelectuales, los hombres de cultura, los hombres de ciencia y de nuevas tecnologías y, por supuesto, todos los actores sociales deben unirse para lograr esta conciencia histórica y cultural.

Como aclara Aimé Césaire: “En la sociedad colonial, no existe sólo una jerarquía de amo y sirviente. También existe, implícitamente, una jerarquía creativa y de consumo.

El creador de valores culturales, en una buena colonización, es el colonizador. Y el consumidor es el colonizado. Y todo está bien mientras nada perturbe la jerarquía. Hay una ley de comodidad en toda colonización. Por favor no molestar. Se nos pide no molestar.

Pero la creación cultural, precisamente por ser creación, es inquietante. Ella está molesta. Y ante todo la jerarquía colonial, debido al consumidor colonizado, hace al creador. En resumen, dentro del propio régimen colonial, devuelve la iniciativa histórica a aquel a quien el régimen colonial se ha dado la misión de quitarle toda iniciativa histórica. »

El continente africano unido debe redescubrir sus impulsos de creatividad y no elegir más la facilidad de asimilación. Es en estas condiciones que la agitación puede tener lugar, rechazando todo intelectualismo perezoso, renunciando a los Estados feudales, nacionalistas y balcanizados para comprometerse honestamente, sin nepotismo, sin despilfarro, sin malversación de fondos públicos, con pleno respeto de los asuntos públicos, a construir el África del mañana.

Es desde estas perspectivas fundamentales que agrego aquí que el siglo XXI es el del “renacimiento africano”.

Amadou Elimane Kane es poeta y escritor.

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