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En Timor Oriental se espera una marea humana para la misa del Papa
Hasta 700.000 fieles, es decir, la mitad de la población del país: una marea humana se espera el martes en Dili, capital de Timor Oriental, para la misa del papa Francisco, uno de los momentos culminantes de su maratoniana gira por el sudeste asiático y Oceanía. Después de Indonesia y Papúa Nueva Guinea, el papa de 87 años fue recibido como una estrella de rock el lunes en este país muy católico de Asia-Pacífico, donde su visita, la primera desde la independencia en 2002, ha suscitado un fervor extraordinario. El martes por la mañana, el convoy de Francisco, como el día anterior, avanzó entre una impresionante multitud en una atmósfera delirante, con decenas de miles de personas reunidas a lo largo de las carreteras. Escoltado por agentes de seguridad en alerta, el papa saludó a la multitud a bordo de su “papamóvil” entre gritos y vítores, en medio de una nube de teléfonos móviles y banderas de los dos países. El júbilo general es un testimonio de la emoción que generó el evento en este país 98% católico, donde los habitantes se suben a los tejados y a los postes para recibir una bendición o ver al hombre de blanco. “No tenemos palabras para describir” nuestra emoción, declaró a la AFP Isabel Deziza Rodrigues, una ama de casa de 45 años. “Sólo queremos llorar (…) Lo llevamos en nuestros corazones”. – Redes saturadas – La misa del papa se celebrará a las 16H30 (07H30 GMT) en la explanada de Taci Tolu, una zona costera a las afueras de la ciudad, donde miles de personas ya se habían reunido a primera hora de la mañana, constató la AFP. Unas 300.000 personas se han inscrito oficialmente, pero se esperan cientos de miles más en el exterior, para una participación total estimada de entre 700.000 y 750.000 personas, según el Vaticano y los organizadores. Los operadores han advertido de que las redes telefónicas podrían saturarse debido a la multitud. En 2023, cerca de un millón de personas asistieron a la misa del Papa en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, pero el récord lo ostenta Manila, la capital de Filipinas, con seis millones de fieles reunidos en 2015. En Dili, ciudad enclavada entre montañas y las aguas turquesas del estrecho de Ombai, el retrato del Papa argentino está por todas partes, en coches, vallas publicitarias, ropa y escaparates. El martes por la mañana, Jorge Bergoglio, pastor de base que escucha a los más pobres desde hace mucho tiempo, visitó una escuela para niños discapacitados en Dili, donde le regalaron nuevamente el tais, el pañuelo tradicional tejido del país. A continuación, tenía previsto pronunciar un discurso ante el clero local en la catedral de la ciudad. – “Era de paz” – Esta visita papal al país, que vio la llegada del catolicismo de la mano de misioneros en el siglo XVI, es la primera desde su independencia después de siglos de colonización portuguesa y 24 años de ocupación indonesia (1975-1999). “Atravesando un período tan dramático en su historia, no han perdido la esperanza y porque, después de días oscuros y difíciles, finalmente ha surgido una era de paz y libertad”, dijo el Papa en su primer discurso en el palacio presidencial el lunes por la noche. También instó a los líderes a “actuar responsablemente para prevenir cualquier tipo de abuso” contra “niños y adolescentes”, mientras la iglesia local lidia con un escándalo de abuso sexual infantil que ha encubierto durante mucho tiempo. Contrariamente a los llamamientos de los grupos y asociaciones de derechos humanos, el Papa, que ha prometido “tolerancia cero” en el tema, no se ha disculpado con las víctimas ni ha reconocido el papel estructural de la iglesia en la violencia. “Timor Oriental” también sufre una corrupción endémica, una grave violencia de género, abuso doméstico contra personas con discapacidades y el trabajo infantil sigue siendo algo común. “Aún hay muchos problemas por resolver, pero el Papa vino aquí a traer buenas noticias”, dijo Felix Kosat, un sacerdote católico indonesio. “Así que hagamos cambios”. La visita recuerda a la que realizó Juan Pablo II en 1989, cuando el país todavía estaba bajo ocupación indonesia. Se trata de la tercera etapa de la gira de Francisco por Asia-Pacífico, la más larga y lejana de su pontificado, que terminará en Singapur, donde se le espera el miércoles. Pese a sus problemas de salud y al ritmo frenético del viaje, el jefe de la Iglesia católica se ha mostrado hasta ahora en forma y sonriente, desafiando los pronósticos y las dudas sobre su capacidad para llevar a cabo un viaje de estas características. bur-cmk/ebe/lpa
