Los fabricantes de automóviles piden que se aplace de 2025 a 2027 el endurecimiento de la norma denominada CAFE (Corporate Average Fuel Economy), que fija un umbral medio de emisiones de CO2 para todos los vehículos vendidos, bajo pena de multas.
Los fabricantes de automóviles están pidiendo a la Unión Europea que active un procedimiento de emergencia poco común para retrasar dos años la implementación, prevista para 2025, de sus reglas reforzadas sobre emisiones de CO2, según un documento informal citado por Bloomberg y El mundo El documento, que no está firmado, procede, según informa Le Monde el sábado, de Renault y de Luca de Meo, su jefe, que también preside la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) en Bruselas, el lobby del sector ante la UE.
Según el diario, “el objetivo de este documento (…) es aplazar de 2025 a 2027 el endurecimiento de la norma denominada CAFE (Corporate Average Fuel Economy)”, que fija un umbral medio de emisiones de CO2 para todos los vehículos vendidos, bajo pena de multa. Para conseguir este aplazamiento, el texto “aboga por la utilización de una disposición poco conocida, el artículo 122.1 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), una especie de '49.3 europeo', que permitiría aplazar urgentemente la aplicación de un reglamento, eludiendo al Parlamento de Estrasburgo”, resume Le Monde.
13.000 millones de euros en sanciones para turismos
Para cumplir los nuevos objetivos, los fabricantes tendrían que vender de media un coche eléctrico por cada cuatro vehículos de combustión, con el fin de compensar el exceso de emisiones de gases que calientan el planeta procedentes de estos últimos. Sin embargo, el mercado eléctrico europeo “lleva más de un año estancado en menos del 15% para los turismos y del 7% para los vehículos utilitarios”, recuerda la nota citada por Le Monde. “Las sanciones podrían alcanzar los 13.000 millones de euros para los turismos y los 3.000 millones para los vehículos utilitarios”, advierte el documento, que presenta tres escenarios futuros.
Una primera solución sería reducir la producción de vehículos térmicos en más de dos millones de unidades y la de furgonetas en 700.000 unidades, “el equivalente a más de ocho fábricas europeas”, con las consiguientes pérdidas de empleo. “La segunda consiste en llegar a un acuerdo con los fabricantes estadounidenses o chinos (Tesla, Volvo, filial de Geely, o MG, por ejemplo) para comprarles créditos de carbono”, informa Le Monde. Esta solución equivaldría a subvencionar a competidores no europeos y, en cualquier caso, “no sería suficiente”, advierte también el documento.
“La tercera opción sería que los estados aumentaran los subsidios para la compra de vehículos eléctricos, pero hacen lo contrario, o que los fabricantes bajen los precios para alcanzar una participación de mercado del 22% para los vehículos eléctricos”, escribe Le Monde.
Contactada el viernes, la ACEA no confirmó nada y se refirió a un comunicado de prensa del jueves que expresaba una “creciente preocupación” sobre la capacidad del sector para cumplir con el nuevo estándar de emisiones.
