Consejos sobre aplicación y cambio para optimizar la curación.

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Las pequeñas lesiones (cortes, abrasiones, etc.) forman parte del día a día. Los niños, menos cautelosos y más aventureros, suelen ser los primeros afectados. Los adultos no se salvan: unos cuantos trabajos de bricolaje o un cuchillo de cocina afilado son suficientes para provocar accidentes, aunque generalmente mínimos. En todos los casos, es necesario cuidar adecuadamente la herida para limitar el riesgo de infección. Es por esto que se han diseñado cremas y apósitos especialmente para promover y acelerar la curación.

Antes de tratar una herida, es importante evaluar su gravedad. Si la lesión es profunda y extensa, es necesaria una consulta médica. Ciertas partes del cuerpo también pueden requerir asesoramiento especializado. Las heridas faciales, que afectan a los ojos o la boca, por ejemplo, pueden ser más difíciles de tratar. Asimismo, los cortes profundos en los dedos (que pueden afectar nervios y tendones) y las mordeduras de animales deben ser examinados por un médico.

Las heridas superficiales, por el contrario, se pueden tratar fácilmente en casa. Estos incluyen, por ejemplo, abrasiones con poco sangrado, ampollas reventadas, cortes superficiales o quemaduras de primer grado. Sin embargo, para una atención eficaz, es fundamental respetar las normas de higiene y adoptar las acciones adecuadas, en el orden correcto. Sólo se producirá una curación saludable si se siguen los pasos que se describen a continuación.

Preparar la herida antes de aplicar el apósito.

En primer lugar, el cuidador debe lavarse las manos con agua y jabón (durante al menos 30 segundos), prestando especial atención debajo de las uñas y entre los dedos, luego secarlas con un paño limpio. En su defecto es posible utilizar un gel hidroalcohólico. Es posible que pueda ponerse guantes desechables (si están disponibles) antes de comenzar el tratamiento.

Una vez hecho esto, lo primero que se debe hacer es limpiar la herida, para así reducir el riesgo de infección y favorecer el proceso de curación. Empezaremos pasando la zona afectada bajo el grifo de agua (a temperatura ambiente) o enjuagándola con suero fisiológico. El objetivo es eliminar la sangre y luego evacuar los restos (piedras pequeñas, por ejemplo) o el polvo que puedan haber entrado en la herida. Los restos restantes se pueden eliminar con unas pinzas (desinfectadas previamente).

Luego, un poco de agua con jabón limpiará bien la herida. Secaremos todo dando suaves toquecitos sobre la lesión utilizando una toalla o compresa limpia. Se deben evitar los tejidos esponjosos, ya que las partículas podrían adherirse a la herida. Luego viene la etapa de desinfección, que elimina los gérmenes. Existen varias soluciones antisépticas para este fin, que se pueden aplicar sobre la herida mediante una compresa.

Trabaje siempre desde el centro hacia el exterior de la herida. Una vez limpiada y desinfectada la herida queda aplicar un apósito. Antes de esto, es posible aplicar una crema especialmente diseñada para acelerar la curación, que contenga por ejemplo alantoína y vitamina E.

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¿Con qué frecuencia se debe cambiar el vendaje para una mejor cicatrización?

Por supuesto, el apósito debe adaptarse a las dimensiones de la herida, para protegerla en su totalidad. En el mercado se encuentran disponibles apósitos adhesivos de todas las formas; algunos incluso están diseñados para partes específicas del cuerpo (puntas de los dedos, articulaciones de los dedos, etc.). La función del apósito es mantener la piel húmeda para favorecer la curación.

Durante dos o tres días hay que renovarlo diariamente (o incluso varias veces al día en caso de sangrado). Tenga en cuenta que el vendaje también debe cambiarse si se moja o se ensucia sin darse cuenta. aseguraremos de limpiar a fondo la herida en cada cambio. En cuanto la herida esté limpia, basta con un cambio cada dos días, hasta su completa cicatrización.

Esto último tarda más o menos tiempo dependiendo de la profundidad de la herida. En caso de lesión superficial (donde sólo se afecta la epidermis), la curación es muy rápida (uno o dos días). Si la dermis está afectada, en cambio, se necesitan varios días. Sin embargo, si el sangrado persiste después de 15 días, es recomendable consultar a un médico.

Tenga en cuenta que las personas que padecen diabetes tipo 1 tienen una curación más lenta. De hecho, la hiperglucemia dificulta el funcionamiento de las células responsables del proceso. Fumar es otro factor que ralentiza la curación, ya que contribuye a la inflamación de los vasos sanguíneos y reduce la oxigenación de los tejidos.

Además del cuidado de la piel, una buena alimentación es fundamental para la curación. Para autorrepararse, el cuerpo necesita proteínas y vitaminas. La vitamina C contribuye a la producción de colágeno (esencial para la reparación de los tejidos), mientras que la vitamina E es un potente antioxidante.

Curación: consejos para prevenir infecciones

Nuestra piel es un escudo contra las agresiones externas (microbios, contaminación, golpes, etc.). Por eso, la más mínima herida debe tratarse a conciencia. Una vez aplicado el apósito, corresponde a la propia piel actuar, iniciando el proceso de curación.

Esto se lleva a cabo en cuatro pasos. Para empezar: coagulación de la sangre (hemostasia). Las plaquetas colonizan la herida y se juntan para formar un coágulo que detiene el sangrado. Luego viene la fase inflamatoria: los glóbulos blancos eliminan las células dañadas o muertas, así los posibles patógenos presentes.

Posteriormente, se liberan factores de crecimiento en la herida para provocar la proliferación celular. Se forman nuevos vasos sanguíneos, se repara el tejido conectivo (en esta etapa es tejido granular). El proceso finaliza con lo que se llama remodelación tisular. Esto puede durar varios meses o años y da lugar a una cicatriz.

Es importante observar atentamente el desarrollo de la herida durante todo el proceso de curación. Enrojecimiento, hinchazón, dolor y/o supuración amarillenta pueden indicar una infección. En este caso es necesaria una consulta médica.

Mantener la herida limpia y seca ayuda a limitar el riesgo de infección. En caso de herida abierta, el uso de tiras adhesivas (destinadas a unir los bordes de la piel) también ayuda a reducir los riesgos. Como recordatorio, el tétanos se contrae mediante la infección de una herida con esporas de la bacteria.
Clostridium tetani. Verificar que su vacunación esté al día; Se recomienda un refuerzo a los 25, 45 y 65 años y luego cada 10 años.

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