El documento, publicado el lunes 8 de abril por el Vaticano, tiene 20 páginas pero fueron necesarios cinco años para redactarlo y elegir este título: Dignidad infinita. Si resume las posiciones, diversamente recibidas, de la Iglesia, el texto se presenta con un único hilo conductor: la dignidad humana.
Todo surge de ahí: la idea de que la dignidad humana es infinita porque el hombre y la mujer son creados por Dios. Esta declaración evoca la acogida de los inmigrantes, la lucha contra la pobreza y el rechazo del aborto. También se centra en temas de actualidad más recientes, como el rechazo de la maternidad subrogada: convertir al niño en un objeto es un ataque a la dignidad.
No a la “teoría del género” -ésta es la expresión utilizada- porque lleva a negar las diferencias sexuales, explica el texto. En nombre del respeto al cuerpo, el Vaticano se opone a cualquier operación de reasignación. En resumen, la enseñanza de la Iglesia es un todo, no podemos elegir, dependiendo de si somos conservadores o progresistas.
Respecto al aborto, el cardenal Fernández, autor de este texto, fue interrogado sobre Francia, que acaba de incluir este derecho en la Constitución, y respondió lo siguiente: “Cuando un niño se desarrolla en el vientre de su madre, puede ser una mujer en ciernes. Para nosotros, entre los derechos de estas dos mujeres, el derecho a la vida es el más importante”.
Paralelamente a la presentación de este texto, el cardenal Fernández, responsable de doctrina en el Vaticano, volvió también a la bendición de las parejas homosexuales para abrazarla plenamente. Si bien sus posiciones pueden ser firmes en cuestiones sociales, la Iglesia da la bienvenida a todos – “Tutti, tutti”repite frecuentemente el Papa.
A quienes se niegan a aplicar las instrucciones, les recuerda que todos los sacerdotes y obispos han jurado lealtad al Papa. Y como señal de apoyo a los obispos que dicen que no pueden aplicar la medida en países donde la homosexualidad está reprimida por la ley, pide una despenalización general.
Finalmente, a un periodista que le señaló que el catecismo de la Iglesia condena siempre la homosexualidad, respondió: para la Iglesia, las relaciones entre hombres y mujeres son lo más bello porque dan vida. El cardenal no especifica cuándo podría revisarse el texto.