Para creer en la Tierra plana, ¿debemos ser irredimibles ante los hechos y la razón? No para una “estrella” de estos seguidores, quienes, para solidarizarse con la realidad, aceptaron ir a la Antártida.
Para quienes desconocen la geografía de la Tierra plana, deben saber que según los seguidores de esta teoría, el continente antártico no existe. En cambio, hay una pared impenetrable de hielo que rodea toda la placa que se supone que es nuestro planeta, evitando así que se vacíe el agua de los océanos.
Una pared de hielo
Sin embargo, el terraplanista en cuestión, Jeran Campanella, viajó a la Antártida -al Campamento Glaciar Unión, situado a 1.138 kilómetros del Polo Sur-, con otros dos creyentes, en el marco de un viaje titulado El experimento final.
No fue convertido a la realidad por el hecho de que no vio una pared de hielo, sino por el Sol.
Esto se debe a que en diciembre el Sol nunca se pone y realiza una revolución completa en el horizonte. Mientras que en el modelo de la Tierra plana no hay ni polo norte ni polo sur, se supone que el Sol gira sobre la Tierra, iluminando un continente y luego el otro, como un proyector en un cine.
Las historias de un Sol visible durante 24 horas serían, por tanto, invenciones creadas por una gran conspiración global.
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