¿Y si la transición energética fuera un simple eslogan? – rts.ch

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Todo el mundo habla de la “transición energética” que, gracias a las energías renovables, debería mitigar el cambio climático y descarbonizar la economía. Pero este concepto se basa en una lectura “errónea” de la historia, considera el historiador Jean-Baptiste Fressoz. Para él, debemos plantearnos sobre todo la cuestión del tamaño de la economía y del uso de los recursos.

La transición energética “es más un eslogan que una noción científica”, subraya Jean-Baptiste Fressoz, entrevistado el lunes en Todo un mundo. El historiador de la ciencia, la tecnología y el medio ambiente señala el discurso actual, que hace creer que una energía reemplaza a otra cuando se utilizan en simbiosis. La producción de energía puede incluso verse impulsada por energía nueva.

El historiador recuerda que en el siglo XX, a pesar de importantes innovaciones, las materias primas siguieron creciendo. “Detrás de la aparición de grandes transformaciones tecnológicas, la historia material de la humanidad es una historia en la que todo crece”, analiza Jean-Baptiste Fressoz. Subraya “la extrañeza radical del discurso dominante, es decir, que con la innovación tecnológica resolveremos el problema climático”.

Un ejemplo: madera

“Las energías dependen unas de otras”, insiste Jean-Baptiste Fressoz, desarrollando el ejemplo histórico de la madera. “El consumo de dendroenergía sólo aumentó en los siglos XIX y XX, a pesar de la revolución industrial, a pesar del carbón, a pesar del petróleo e incluso creció gracias al petróleo y al carbón”, subraya el historiador.

“Por ejemplo, entre los años 1900 y 1960, las minas de Europa occidental, especialmente Inglaterra y Bélgica, consumían cantidades absolutamente asombrosas de madera, aunque sólo fuera para reforestar las galerías mineras”, describe Jean-Baptiste Fressoz.

Progreso tecnológico constante

Las energías renovables son esenciales y hay que desarrollarlas, subraya Jean-Baptiste Fressoz. Cita, por ejemplo, el bajo coste de los paneles solares, que permitirán reducir el uso de carbón en la producción de electricidad. Pero señala que las energías renovables no pueden satisfacer todas las demandas.

“Con la energía solar no podemos fabricar acero, no podemos fabricar fertilizantes para la agricultura y no sirve mucho para fabricar plástico”, subraya. Y cuando ubicamos las energías renovables en trayectorias históricas más largas, “entendemos que no es una revolución tan grande”.

Hay que atemperar la revolución que representan las energías renovables

Jean-Baptiste Fressoz, historiador de la ciencia, la tecnología y el medio ambiente

En la historia de la tecnología, ha habido otros descubrimientos que han permitido aumentar la productividad. Por ejemplo, la máquina de vapor, luego, a principios del siglo XX, su sustitución por motores eléctricos que permitió reducir diez veces las emisiones de CO2 para una fuerza mecánica equivalente.

“Hoy en día, cuando reemplazamos una central de gas por un campo de paneles fotovoltaicos, dividimos la intensidad de carbono de la electricidad por diez”, ilustra Jean-Baptiste Fressoz. “La historia de la humanidad es una historia de constante progreso tecnológico”. “Eso no impide que las emisiones sigan creciendo”, subraya el historiador.

Procrastinación y tabaquismo

Los paneles solares o los campos eólicos ayudan a reducir la intensidad de carbono de la economía. “Está bien, pero no es una transición energética, es otra cosa”, analiza el historiador. Para él, también hay que hablar del tamaño de la economía y pensar en la cuestión de la reducción de la demanda.

La reducción de la demanda debe ser una cuestión clave en nuestros debates sobre el cambio climático.

Jean-Baptiste Fressoz, historiador de la ciencia, la tecnología y el medio ambiente

La idea de transición energética es una forma de ceguera para Jean-Baptiste Fressoz. “Tenemos la visión de una economía que estará completamente descarbonizada en 2050 y, por lo tanto, esto nos permite evitar plantearnos la cuestión de los usos y el tamaño de la economía”, cree el historiador. “Si pensamos que tendremos aviones de hidrógeno, no necesitamos reducir el tamaño de la aviación”.

“La noción de transición energética justifica la dilación y tiene, en parte, una función de cortina de humo: nos permite seguir como hasta ahora a la espera de futuros cambios”, cree el historiador. En el caso del avión de hidrógeno, “sabemos que es algo que a priori no funcionará. En cualquier caso, los ingenieros aeronáuticos son extremadamente escépticos sobre el interés de la cosa”.

Piensa en el uso del CO2

Para Jean-Baptiste Fressoz, todo lo tecnológico permite evitar un debate sobre el uso más racional y social del CO2. “Si, como es probable, todavía habrá CO2 en la economía global en 2050, la pregunta clave es ¿dónde invertimos? ¿Para qué? ¿Qué utilidad tiene esta tonelada de CO2?”, sugiere el historiador.

Pone el ejemplo del cemento, “muy difícil de descarbonizar”. El historiador cita usos que considera útiles, como un puente o una red de abastecimiento de agua en megaciudades de países pobres, o perfectamente inútiles, como un sexto carril de autopista en Suiza o rascacielos en ciudades de países ricos. “El problema es que el sistema capitalista no puede arreglar las cosas”, afirma el historiador.

“Y no es una cuestión moral”, dice, “es sólo que construir un rascacielos en Manhattan probablemente generará más dinero por cada tonelada de cemento invertida que construir una red de suministro de agua en una megalópolis de un país pobre.

Asunto de radio: Patrick Chaboudez

Web de adaptación: Julie Liardet

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