¿Las razones de este descenso? Los costes salariales son un 25% más altos que en los países vecinos, la electricidad es especialmente cara en Bélgica y una carga fiscal muy fuerte, especialmente sobre las bebidas no alcohólicas. Mencionemos también la volatilidad de los precios de determinadas materias primas que restringe aún más la rentabilidad de las empresas. La Fevia sigue deplorando la presión ejercida por la gran distribución que está comprimiendo los márgenes históricamente bajos de las empresas alimentarias. De hecho, estos han disminuido en un tercio desde 2019, situándose en promedio en el 2,32%.
¿Una factura más elevada para el consumidor?
Con tales resultados, ¿deberían los consumidores esperar que sus ingresos aumenten en 2025? De hecho, es posible, al menos para determinadas categorías de alimentos. “Los costes de producción aumentarán no sólo por el aumento del precio de las materias primas, sino también por la indexación automática de los salarios en un 3,57% en enero. Como nuestras empresas se encuentran en el mínimo de rentabilidad, existe una gran posibilidad. que este aumento se reflejará en los precios de venta. Si el futuro gobierno decide aumentar el IVA, esto aumentaría la recaudación del consumidor.”responde la federación. ¿Un ejemplo? “El precio de la mantequilla, el cacao y los huevos ha aumentado, lo que sin duda repercutirá en el precio de los productos afectados”.
Adaptar la indexación salarial
Para poner fin a esta espiral negativa, Fevia pide a los políticos reforzar la rentabilidad y la competitividad del sector reduciendo los costes salariales y energéticos, así como la lasaña fiscal. También debe prestarse atención a la simplificación y reducción de las cargas administrativas. La federación sigue pidiendo una adaptación de la indexación salarial, así como la garantía de una oferta suficiente de mano de obra, aumentando notablemente la tasa de matriculaciones en los sectores STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas) de la educación. “Pedimos el establecimiento de una verdadera política industrial orientada al futuro, a través de consultas estructurales con los sectores industriales”.concluye Fevia.
Sumas colosales para compras transfronterizas
Si la industria alimentaria belga considera que está haciendo grandes esfuerzos para limitar el impacto de sus aumentos de costes sobre los particulares, estos últimos no dudan en cambiar sus hábitos para pagar menos. Según Fevia, seis de cada diez consumidores creen que el precio de un producto sigue siendo más importante que su origen. Además, sólo la mitad de los clientes están dispuestos a meter la mano en el bolsillo para comprar alimentos belgas. ¿La consecuencia? Las compras transfronterizas siguen aumentando. Entre enero y septiembre de 2024 alcanzaron la cantidad de 550 millones de euros, lo que supone un grave déficit para el sector. Recuerde que en 2023, los belgas gastaron la friolera de 764 millones de euros en Francia, Países Bajos, Alemania y Luxemburgo en sus compras de alimentos, un asombroso aumento del 40% en comparación con 2022.