¿Qué promete Bruselas para proteger el empleo en Europa?

¿Qué promete Bruselas para proteger el empleo en Europa?
¿Qué promete Bruselas para proteger el empleo en Europa?
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La industria automovilística europea atraviesa una zona de turbulencias sin precedentes. En un momento en que la Unión Europea acelera su transición ecológica, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció el miércoles ante el Parlamento Europeo la apertura de un diálogo estratégico destinado a responder a los desafíos estructurales y económicos que afectan a este sector clave. Entre los objetivos de acabar con los vehículos térmicos, las tensiones comerciales con China y las preocupaciones sobre el empleo, lo que está en juego es colosal.

2035: el fin previsto de los motores térmicos

La Unión Europea tiene grabado en piedra el objetivo de poner fin a la comercialización de nuevos vehículos térmicos para 2035. Este ambicioso hito pretende reducir drásticamente las emisiones de CO2 en el marco del Pacto Verde Europeo. Sin embargo, los fabricantes de automóviles advierten de una transición brutal, marcada por una caída de las ventas de vehículos eléctricos e inversión insuficiente en infraestructura de carga.

EL primeras sanciones financieras caerá tan pronto como 2025año en el que se reforzarán las normas sobre emisiones de CO2. Esto ejerce una presión considerable sobre las empresas del sector, que deben acelerar sus inversiones en tecnologías limpias y al mismo tiempo absorber los costos asociados a esta transición..

Un diálogo estratégico para evitar el caos

Ante estos desafíos, Ursula von der Leyen se compromete a liderar personalmente los debates con todas las partes interesadas del sector. Este diálogo estratégico tiene como objetivo encontrar soluciones comunes para garantizar una transición fluida y preservar los millones de puestos de trabajo que dependen de esta industria.

« Debemos diseñar soluciones juntos, porque esta industria está atravesando una transición profunda y muy disruptiva. “dijo Von der Leyen.

Los fabricantes de automóviles europeos, por su parte, exigen ayuda de emergencia para amortiguar los efectos de esta transformación. En particular, piden subvenciones para el desarrollo de baterías, infraestructuras de carga y programas de desgravación fiscal para los vehículos eléctricos..

La amenaza de las importaciones chinas

Uno de los principales puntos de tensión es la competencia desleal de los vehículos eléctricos importados de China. Estos modelos, masivamente subvencionados por Pekín, amenazan directamente la competitividad de los fabricantes europeos.

Para responder a esto, la Comisión Europea anunció la introducción de un recargo de hasta el 35% en vehículos eléctricos chinos, además de 10% impuestos aduaneros existentes. Esta medida, aunque bien recibida por algunos países como Francia e Italia, provocó divisiones dentro de la Unión. Alemania, temiendo represalias por sus exportaciones a China, se opuso firmemente. Las repercusiones de esta transición ya se están sintiendo en el mercado laboral..

En Francia, la CGT ha dado la voz de alarma: 200.000 puestos de trabajo podrían desaparecer si no se aplican rápidamente medidas de acompañamiento. Esta situación corre el riesgo de ampliar las desigualdades económicas entre los Estados miembros, y algunos están mejor equipados que otros para absorber el impacto. Ursula von der Leyen destacó la necesidad de una plan de entrenamiento masivo para apoyar a los empleados en nuevas profesiones de electromovilidad. Además, propuso la creación de fondos europeos para apoyar la innovación en el sector, aunque los detalles concretos de estas iniciativas aún no están claros..

Un futuro por reinventar

El anuncio de este diálogo estratégico es un paso en la dirección correcta, pero los desafíos siguen siendo inmensos. Los fabricantes europeos, ya debilitados por la pandemia y la crisis energética, deben adaptarse ahora a una doble transición: ecológica y económica. La clave del éxito residirá en la capacidad de Bruselas para ofrecer un marco regulatorio flexible y al mismo tiempo apoyar masivamente la innovación..

Para von der Leyen, el mensaje es claro: la industria del automóvil debe encarnar la transición ecológica europea, pero no a costa del colapso económico. El desafío es importante, pero de él depende el futuro de millones de empleos y la competitividad europea.

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