El temor a una “nacionalización” de las autopistas por parte de RN o LFI ha hecho que Vinci y Eiffage se desenrosquen en la Bolsa – Libération

El temor a una “nacionalización” de las autopistas por parte de RN o LFI ha hecho que Vinci y Eiffage se desenrosquen en la Bolsa – Libération
El temor a una “nacionalización” de las autopistas por parte de RN o LFI ha hecho que Vinci y Eiffage se desenrosquen en la Bolsa – Libération
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La Agrupación Nacional, pero también La Francia Insumisa, exige desde hace tiempo que el Estado se haga cargo de la gestión de las autopistas y de los ingresos por sus peajes, confiados al sector privado desde hace veinte años. Pero esta renacionalización sería muy costosa, mientras que bastaría con esperar a que finalicen los contratos de concesión dentro de algunos años.

Una semana después de las elecciones europeas y de la disolución de la Asamblea Nacional, la Bolsa de París todavía tiene resaca. Desde principios de semana, el índice CAC 40 ha perdido un 6%, su peor récord semanal en cinco años. Al igual que los bancos, las concesionarias de autopistas Vinci y Eiffage estuvieron a la cabeza, cayendo un 11,4% y un 14,7% respectivamente en una semana. En cuestión: el “nacionalización” autopistas para reducir los peajes en un 15%, prometida por Marine Le Pen en 2022 y que podría volver a ser llevada a cabo por la Agrupación Nacional. Pero también por parte de LFI, que presentó un proyecto de ley en este sentido a principios de 2022. Excepto que para “nacionalizar”, el Estado tendría que pagar en realidad cerca de 50 mil millones de euros.

Contrariamente a lo que sugiere la expresión utilizada por el líder de la RN, no se trata de desposeer al sector privado de la red de autopistas -el Estado siempre ha sido propietario de ella- sino de romper los contratos firmados con las empresas responsables de construir, mantener y operar infraestructura.

Este sistema de concesiones, financiado mediante peajes, se creó en 1955 con empresas de economía mixta, pero luego se confió a empresas privadas a partir de 2005. Vinci Autoroutes, el primer concesionario francés, gestiona 4.443 km y facturará 6.320 millones de euros en 2023. , seguida de Eiffage (2.465 km, 2.970 millones de facturación) y la filial francesa Sanef de la española Abertis (1.807 km en el norte y este de Francia, 1.990 millones de facturación). Sólo quedan dos tramos gestionados por el público: el túnel del Mont-Blanc y el túnel de Fréjus.

En aquel momento, Vinci Eiffage y Abertis habían pagado 22.500 millones de euros para adquirir estas concesiones, sobre la base de unos índices de rentabilidad hoy ampliamente superados. “Para Vinci y Eiffage, la rentabilidad esperada se alcanzó diez años antes de la finalización de los contratos”. estimó el senador centrista Vincent Delahaye, autor de un informe entregado en 2020 sobre el tema. No es el único que en los últimos años ha aplastado contratos de concesión. Ya en 2013, el Tribunal de Cuentas advirtió del desequilibrio entre las dos partes contratantes en detrimento del Estado y de subidas de tarifas “disputable” peajes. En 2015, el Estado impuso una congelación de precios hasta 2022, para intentar proteger el poder adquisitivo de los franceses, pero desde 2023, los precios han vuelto a aumentar (+4,75% en 2023 y +3% en 2024). En 2021, otro informe, mismas conclusiones, “asfixiado” por el Ministro de Economía, Bruno Le Maire, según el pato encadenado, lo que reveló la existencia dos años después de este estudio realizado por la Inspección General de Hacienda. Los expertos recomendaron una reducción del 60% en las tarifas de los peajes o un gravamen superior al 63% sobre el excedente bruto, según el semanario… pero no la terminación.

Porque el Estado tendría que pagar enormes indemnizaciones a Vinci, Eiffage y Abertis (unos 47.500 millones de euros, según una estimación de la Asociación francesa de empresas de autopistas), lo que se explica en gran medida por la reanudación de las deudas de las empresas concesionarias. La “nacionalización” deseada por Marine Le Pen y LFI, al menos hasta 2022 (apareció en el programa Nupes, pero no se menciona en el del Nuevo Frente Popular), parece demasiado costosa, sobre todo porque los contratos de concesión finalizarán pronto ( entre 2031 y 2036 dependiendo de las empresas) que permitirá al Estado fijar nuevas condiciones sin tener que pagar un céntimo.

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