A medida que los impuestos a la propiedad continúan pesando mucho sobre los propietarios de viviendas, la idea de compartir la carga con los inquilinos está comenzando a ganar impulso. Esto es lo que piensan los especialistas inmobiliarios sobre esta posible redistribución.
La fiscalidad inmobiliaria en Francia es un tema que suscita numerosos debates, especialmente con la evolución reciente de los impuestos relacionados con la vivienda. Desde que se suprimió el impuesto municipal para la mayoría de los contribuyentes, la presión sobre los propietarios se ha intensificado. De hecho, en diez años ha registrado un aumento impresionante, especialmente en algunos municipios, superando con creces el aumento medio de los alquileres.
Esta situación pone en duda la distribución equitativa de las cargas financieras vinculadas a la vivienda y cuestiona el papel que se podría hacer desempeñar a los inquilinos. Defendida por algunos especialistas inmobiliarios, una nueva idea podría conducir a la creación de un impuesto a los inquilinos para responder mejor a las necesidades de las comunidades y a las expectativas de los ciudadanos.
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Un impuesto en constante evolución
Durante varios años, los propietarios han seguido sintiendo el peso de los impuestos a la propiedad en constante aumento. Según un informe de la Unión Nacional de Propietarios de Inmuebles (Unpi), este impuesto aumentó un +32,9% entre 2013 y 2023, mucho más allá de la variación de los alquileres. Para Sylvain Grataloup, presidente de la Unpi, esta situación es injusta, porque los inquilinos se benefician de las infraestructuras financiadas por el impuesto sin contribuir directamente a él. “No hay ninguna razón por la que los inquilinos no deban pagarlo”, afirma.
Esta propuesta se basa en el hecho de que, desde 2023, los inquilinos ya no participan en la financiación de los servicios públicos locales como guarderías e instalaciones colectivas de las que se benefician los habitantes del municipio. Esta situación crea, según ellos, un desequilibrio fiscal. “Para ellos todo es gratis”, lamenta el experto, destacando así la importancia de encontrar la manera de responsabilizar a todos los ciudadanos, propietarios e inquilinos.
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¿Hacia una nueva contribución para los inquilinos?
Sin embargo, la idea de que los inquilinos participen en el pago del impuesto a la propiedad no convence a todos. David Rodrigues, abogado del CLCV, considera esta propuesta “una aberración”, recordando que está vinculada a la propiedad de terrenos y edificios. Según él, no está justificado obligarlos a contribuir a un impuesto que supuestamente deben pagar los propietarios. “El impuesto a la propiedad está vinculado a la tierra y los derechos de propiedad. Cuando el inquilino se vaya, no se va a llevar parte del edificio”, explica. Además, teme que esta medida dé lugar a abusos, especialmente en la copropiedad, donde los inquilinos podrían reclamar el derecho a participar en las juntas generales y proponer trabajos.
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Ante estas críticas, la Unpi propone sustituir este impuesto inmobiliario por la creación de uno nuevo denominado “contribución local de los usuarios comunitarios” (Cluc). Este último se consideraría regresivo y se ajustaría en función de la implicación cívica de cada residente. “Ya no estaríamos hablando de propietarios o inquilinos, sino de usuarios”, explica. Aunque esta idea tiene sus partidarios y detractores, el Cluc no estará incluido en el presupuesto de 2025.