Ford se enfrenta a una multa de 165 millones de dólares, una de las mayores impuestas por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA), que dictaminó que el fabricante había tardado demasiado en actuar en la retirada de coches con cámaras de marcha atrás defectuosas.
La agencia estadounidense había iniciado una investigación para determinar si el fabricante de automóviles esperó demasiado para retirar del mercado 600.000 vehículos en 2020, después de que los conductores informaran que las cámaras mostraban una pantalla en blanco.
Ford habría violado entonces las regulaciones federales estadounidenses, que exigen que los fabricantes de automóviles notifiquen inmediatamente cualquier problema con un automóvil, según la NHTSA.
“Los retiros del mercado oportunos y precisos son esenciales para mantener a todos seguros en nuestras carreteras”, dijo el jueves la administradora adjunta de la NHTSA, Sophie Shulman, en un comunicado.
La multa impuesta a Ford es la segunda mayor jamás impuesta por la agencia estadounidense en sus 54 años de existencia.
El fabricante tendrá que pagar 65 millones de dólares por adelantado, luego 55 millones de dólares adicionales diferidos y los 45 millones de dólares restantes para invertir en herramientas de datos y un nuevo centro de pruebas.