Para luchar contra la discriminación salarial, una directiva europea exigirá que las empresas hagan públicos datos muy precisos sobre el nivel y las diferencias salariales entre sus empleados.
En Francia, el salario es a menudo un tema tabú. Más allá de las consideraciones morales que la rodean, esta cultura del secretismo puede ocultar desigualdades salariales por razones ilegítimas, como el género, el origen social o étnico o incluso vínculos de “amiguismo” entre determinados empleados y empleadores. Pero esta opacidad quizá pronto sea cosa del pasado, porque la legislación europea alterará el orden establecido en términos de transparencia salarial.
La Directiva (UE) 2023/970 de 10 de mayo de 2023 impone nuevas obligaciones a las empresas de más de 100 empleados. En el futuro, estos últimos deberán publicar cada año, según condiciones precisas, estadísticas detalladas sobre los niveles de remuneración y las diferencias salariales entre sus empleados, según criterios como el sexo, la edad o el puesto ocupado. Esta obligación tiene como objetivo resaltar posibles disparidades y promover la equidad salarial.
Al mismo tiempo, los derechos de los empleados y candidatos a un empleo se verán reforzados. Ahora podrán solicitar a su empleador o futuro empleador información muy precisa sobre los rangos salariales para un puesto determinado, así como sobre los criterios de remuneración. Además, la directiva ahora prohíbe a las empresas solicitar las nóminas anteriores de un candidato, una práctica que podría utilizarse para justificar salarios más bajos.
Para garantizar el cumplimiento de estas nuevas normas, la directiva recomienda encarecidamente que los Estados miembros establezcan un sistema de sanciones que sea “eficaz, proporcionada y disuasoria”. Estas podrían adoptar diferentes formas, como multas calculadas en función del volumen de negocios anual o de la nómina de las empresas infractoras. Y podemos imaginar que el legislador será más creativo, reservando, por ejemplo, el acceso a la contratación pública sólo a las empresas que respeten las nuevas normas.
Los Estados miembros, y por tanto Francia, deberán integrar los principios de la directiva en su legislación nacional a partir del 7 de junio de 2026. Después de esta fecha, las empresas estarán sujetas progresivamente a las nuevas obligaciones en función de su tamaño: a partir del 7 de junio de 2027 para las que tengan más de 150 empleados, y a partir del 7 de junio de 2031 para aquellos con más de 100 empleados. Sin embargo, los Estados miembros también son libres de ampliar las obligaciones de transparencia salarial a las empresas con menos de 100 empleados.
Esta nueva legislación comunitaria supone un cambio significativo en las relaciones entre empresarios y trabajadores y provocará un verdadero cambio en la cultura comunicativa de las empresas, en particular las francesas, que no están acostumbradas a tal transparencia. Dependiendo de cómo se transponga la directiva a la legislación nacional francesa y, sobre todo, de cómo se aplique realmente, podría ayudar a luchar contra la discriminación salarial y fortalecer el poder de negociación de los empleados.