¿Cuánto cuesta Francia?

¿Cuánto cuesta Francia?
¿Cuánto cuesta Francia?
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Mientras las catástrofes naturales se intensifican y en vísperas de la COP29, el INSEE ha publicado una evaluación de los costes económicos del calentamiento global para Francia. Están en juego billones de miles de millones de euros por la descarbonización de la economía y el daño ambiental acumulado desde la era industrial, lo que coloca a las finanzas públicas y a los hogares ante desafíos sin precedentes.

El coste histórico de las emisiones de CO₂

A pocos días de la COP29 en Azerbaiyán, el impacto financiero del cambio climático es cada vez más palpable. El INSEE presentó “cuentas nacionales aumentadas” que integran nuevos indicadores climáticos. Este nuevo enfoque contable tiene como objetivo estimar los efectos económicos de las emisiones de CO₂, incluidas tanto las “emisiones importadas” generadas por el consumo francés de productos extranjeros como las “emisiones exportadas” no contabilizadas.

El estudio revela una cifra impresionante: desde la era industrial, la responsabilidad climática de Francia representa cerca de 7 billones de euros. Sólo en 2023, la huella de carbono francesa habría costado 113 mil millones de euros, una factura que se desglosa en costos directos de las emisiones de CO₂ e impactos secundarios, como la pérdida de productividad agrícola y los gastos relacionados con los desastres naturales.

Jean-Luc Tavernier, director general del INSEE, subrayó durante una conferencia que esta nueva herramienta permitiría “ ampliando los límites de la contabilidad nacional », teniendo en cuenta los costes medioambientales. Si bien estos indicadores no reemplazarán el PIB, proporcionarán información esencial para evaluar la política climática del país.

Pérdidas económicas en cascada

Para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, Francia deberá movilizar 929 mil millones de euros, según el INSEE. Este importe, que integra los objetivos de la estrategia nacional baja en carbono (SNBC), representa una presión presupuestaria sin precedentes, con inversiones estimadas en 70 mil millones de euros al año hasta 2030. El informe Pisani-Ferry y Selma Mafhouz había puesto de relieve estas necesidades de financiación en un contexto económico tenso, donde el Estado busca reducir su gasto público.

Sin embargo, las restricciones presupuestarias adoptadas por el gobierno de Barnier complican la implementación de esta transición. Los drásticos recortes previstos en el Ministerio de Transición Ecológica han provocado grandes tensiones en el seno del ejecutivo. La ministra Agnès Pannier-Runacher se ha posicionado en particular para defender los créditos asignados a su ministerio frente a las exigencias de rigor presupuestario. Al mismo tiempo, se está intensificando el debate parlamentario en torno a la tributación de las grandes empresas y los hogares más ricos, mientras se necesitan nuevas fuentes de financiación para apoyar la transición verde.

Los daños asociados a las emisiones francesas en 2023 ascendieron a 94 mil millones de euros. Esta estimación incluye los impactos ambientales directos, pero también los gastos para respetar el presupuesto de carbono, es decir, el umbral de emisiones que permite limitar el aumento de las temperaturas. Si sumamos los efectos sobre la salud y la mortalidad, el impacto podría ascender a 127 mil millones de euros, un coste que preocupa a las autoridades financieras estatales.

En este contexto, el Banco Central Europeo (BCE) planea apoyar la economía flexibilizando su política monetaria, lo que podría aliviar a empresas y hogares. Sin embargo, la transición a una economía baja en carbono requiere financiación sostenible y reformas profundas. Francia se enfrenta así a un dilema: mantener una política presupuestaria estricta y al mismo tiempo financiar la emergencia climática.

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