A bordo del avión, Tim Vanhoutte, de 52 años, de Boechout, contó a Het Laatste Nieuws este inesperado incidente. “Llevábamos unas tres horas y media volando sobre África cuando el piloto anunció que tenía que dar la vuelta porque uno o más misiles se habían cruzado en nuestro camino, justo delante de nuestro avión o del que teníamos delante. Esto fue un verdadero shock”, afirma.
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A pesar de la preocupación, los pasajeros mantuvieron la calma. “Mientras mirábamos por la ventana, vimos otro avión que regresaba paralelo al nuestro a unos 500 metros de distancia”, añade Tim. Después de desechar el exceso de combustible sobre Reims, para poder aterrizar de manera segura en París, el avión aterrizó de manera segura. Tim y su esposa Kristina De Hert pudieron regresar a Madagascar esa misma tarde, esta vez sobrevolando Arabia Saudita. “Por fin empezamos nuestras vacaciones, aunque una de nuestras maletas se quedó en París”, dice con una sonrisa.