“Virginia es para los amantes”. El lema impreso en las matrículas y en la entrada del estado de Virginia encaja bien con la historia de Corinne Bhavsar, residente en Thurgau. Porque fue a raíz de su amor americano de aquella época, conocido en Graubünden, que en 2015 llegó a Estados Unidos y acabó trabajando para “The Swiss Bakery & SwissFavorites.com”. Una tienda/restaurante en Springfield, Virginia, en los grandes suburbios de Washington. Un establecimiento que importa muchos productos muy suizos a los EE.UU.
La alegre suiza luego se divorció, pero acabó encontrando la felicidad en la zona. Hoy tiene una hija pequeña a la que lleva habitualmente a su país de origen y ésta disfruta entre vacas y tractores cuando cruza el Atlántico. Pero es en Estados Unidos donde Corinne se siente mejor y se nota en sus ojos, en esta tienda suiza que ha sabido conquistar el corazón de los locales, sobre todo gracias a sus sabrosos pasteles.
A unos 6.000 kilómetros de Helvetia, este pequeño enclave con la cruz blanca tatuada fue inaugurado hace más de veinte años por Reto Weber, que dejó Frauenfeld para abrir una panadería al otro lado del Atlántico. Luego empezó a importar productos suizos a Estados Unidos. “Todo empezó con Rivella”, explica entre risas Corinne, de Turgovia. Luego, los productos Camille Bloch. ¡No quería chocolates Lindt porque muchas veces no se fabrican en Suiza!
Una visita al establecimiento casi da escalofríos. En una esquina, Aromat y Caotina. Por allá, café Chicco d’Oro y puré Stocki. Y luego Sinalco, raviolis, röstis, salchichas, cervelas, vino, raclette, fondue… Todo lo que imaginas como un producto muy suizo está a la venta. El colmo de la felicidad para un helvético en movimiento: ¡trenza, en medio de una nube de pan local! Un pasaje detrás del mostrador es alucinante. Más de 50 empleados van y vienen durante la semana, todo para promover una parte de “nuestra” cultura.