La muerte golpea en cualquier lugar. Por ejemplo, cuando se viaja al extranjero. La celebración de esta semana de Halloween (31 de octubre), Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y Día de Muertos (2 de noviembre) es una oportunidad para abordar un tema en el que los pasajeros de un avión no piensan. En la bodega, algunas aerolíneas transportan equipajes, mercancías y, en ocasiones, algún cadáver para ser repatriado.
El Departamento Federal de Asuntos Exteriores no dispone de estadísticas sobre todos los suizos que mueren fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, registra las muertes de nacionales suizos en el extranjero cuyos familiares solicitaron asistencia, en el marco de la protección consular. Son turistas y, en menor medida, expatriados. Fueron 234 en 2022 y 268 en 2023. La repatriación es responsabilidad de los familiares que deben utilizar una funeraria. La administración federal puede brindarles apoyo si se ven abrumadas por la situación.
Algunas empresas, como Easyjet, no transportan restos. Otros, como Swiss y Edelweiss, venden este servicio (flete). Ambas filiales de Lufthansa operan con Swiss WorldCargo. Se trata principalmente de vuelos que salen de Suiza. “Swiss transporta alrededor de 350 cadáveres al año, principalmente en Europa y América del Norte. A veces Suiza sólo sirve como país de tránsito”, indica la aerolínea. “Realizamos una media de cinco a diez transportes al mes. Se trata principalmente de la línea Zúrich-Prístina”, afirma Edelweiss.
El destino está eminentemente ligado a la confesión. El Islam recomienda el entierro. “Los ciudadanos de los países musulmanes no quieren la cremación, por eso repatriamos el cuerpo”, explica Cassar, una empresa funeraria de Vaud que gestiona 18 agencias y gestiona entre 50 y 80 casos de este tipo cada año. Los nacionales de países latinos como Italia, España y Portugal se resisten bastante a la cremación. Prefieren repatriar el cuerpo y enterrarlo en el país de origen. En todos los países del norte y centro de Europa, Estados Unidos y Canadá, la gran mayoría son repatriaciones de cenizas después de la cremación en Suiza”.
El procedimiento varía según la causa de la muerte, pero siempre resulta complejo debido a las formalidades, aseguran los proveedores. “En caso de repatriación del cuerpo por avión, la legislación suele exigir que se coloque un sobre hermético en el ataúd. Algunos países exigen cuidados de conservación, detalla Everlife, una empresa de planificación y dirección de funerales activa en toda Suiza, en su sitio web. El coste de la repatriación de un cadáver varía entre 2.200 y 5.200 francos, según el destino. Hay que sumar el precio de las entradas de los acompañantes, los gastos del tanatorio y los trámites administrativos”.
Transportar una urna es más sencillo y económico. Algunas empresas lo toleran en la cabina. Generalmente viaja en bodega. “Está permitido transportar las cenizas en avión siempre que estén en una urna adecuada, sellada por la policía. Un informe de cremación debe acompañar a las cenizas”, especifica Cassar.