La Unión Europea ha decidido impulsar la transición a la energía eléctrica para los vehículos de pasajeros. Para acelerar este importante cambio, el organismo supranacional anima a los fabricantes a reducir las ventas de coches que emiten CO2. Este incentivo implica un impuesto si no se respetan los objetivos fijados y, lamentablemente, Stellantis corre el riesgo de tener que reducir drásticamente las ventas de coches térmicos, so pena de una fuerte multa.
¿Abandonar la térmica? Stellantis parece haber iniciado ya este cambio. La electricidad está en el centro de las novedades, mientras que las versiones híbridas se anuncian de forma más discreta, sin mucho énfasis en la comunicación.
Y con razón, el grupo ha perdido parte de la confianza de los automovilistas debido a los problemas encontrados con el motor 1.2 PureTech, utilizado tanto por Peugeot y Citroën como por Opel, DS e incluso Jeep. Además, la evolución de las normas de la Unión Europea refuerza la necesidad de Stellantis de acelerar su transición a lo eléctrico.
Un impuesto pesado si no se respetan los objetivos
El reglamento europeo sobre CO2, también llamado CAFE (Economía de combustible promedio corporativa), se aplicará a partir de 2025. El umbral medio de emisiones aceptado para toda la gama de un fabricante será muy bajo.
La Unión Europea fija un objetivo de 95 g/km de CO2 para las emisiones medias de una marca. En este umbral se incluyen tanto los coches eléctricos, que reducen la media, como los híbridos enchufables, los híbridos simples y los térmicos. A los tres últimos todavía les cuesta bajar de los 95 g/km.
No se impedirá a los fabricantes vender coches que emitan más de 95 g/km. Sin embargo, si el promedio de emisiones en su rango no cae por debajo de este umbral, se impone una multa.
La multa es de 95 euros por gramo adicional. Por ejemplo, el Peugeot 208 básico, con su pequeño motor de tres cilindros y 1,2 litros que desarrolla sólo 100 caballos, ya emite 117 g/km, lo que le expone a una multa de 2.090 euros ajustada por el fabricante.
Si la multa sólo afectara a una venta, los fabricantes podrían aceptarla. Pero ese no es el caso. Tendrán que pagar 95 euros por cada gramo de CO2 que supere los 95 g/km por cada coche vendido. Al anunciar esta nueva limitación, Luca de Meo hizo un llamamiento a la Unión Europea, precisando que determinados fabricantes podrían afrontar multas cercanas a los 15.000 millones de euros.
En el primer semestre de 2024, Renault generó 1.300 millones de euros de beneficio. Esta multa, aunque no alcance los 15 mil millones para Renault, podría borrar cualquier noción de rentabilidad para los fabricantes.
Una solución: reducir las ventas de coches térmicos
Para evitar estas multas colosales, los fabricantes deben reducir absolutamente las ventas de coches térmicos e híbridos que superen este umbral de 95 g/km.
Pero todavía no es posible retirarlos de la venta. Todavía existe una fuerte demanda de coches híbridos y térmicos en el mercado europeo de coches nuevos. Una solución sería entonces aumentar los precios de los coches que sean demasiado contaminantes para el umbral fijado por la UE.
Este aumento de precio reduciría inicialmente la demanda de los consumidores, limitaría la diferencia de precio entre un coche térmico y uno eléctrico y financiaría parte de la multa. Este aumento de los precios de los coches contaminantes es una solución mencionada por Jean-Philippe Imparato, nuevo CEO Europa de Stellantis en una entrevista concedida a Noticias automotrices.