Treinta y seis años después, Beetlejuice vuelve a la pantalla, todavía muerta pero “un poco más mohosa”, reciclando el universo y los personajes de la primera entrega, así como a sus actores favoritos.
Para “Beetlejuice Beetlejuice”, la secuela de la macabra comedia de culto de Tim Burton que se estrena el miércoles en los cines, Michael Keaton vuelve a ponerse el traje a rayas del siniestro y bromista “bioexorcista” que intenta unirse al mundo de los vivos.
Un personaje que no ha envejecido: sigue muerto pero “sólo un poco más mohoso”, bromeó el actor en una rueda de prensa en el Festival de Cine de Venecia a finales de agosto.
Con el rostro completamente maquillado de nuevo, Keaton, a sus 72 años, claramente disfruta de volver a este papel que marcó el inicio de su asociación con Tim Burton, antes de “Batman”.
Pero, como en la primera parte, sus apariciones en pantalla son finalmente pocas, las que comparte con Catherine O'Hara, de 70 años, y sobre todo con Winona Ryder, de 52 años.
Estas últimas repiten sus papeles originales, los de Delia y Lydia Deetz, madrastra e hijastra que se mudan a una casa embrujada por una pareja de fantasmas.
Sus personajes han envejecido con ellos, lo que hace que la actuación sea algo mecánica.
“Para mí, no se trataba de negar el envejecimiento”, dijo O'Hara, “sino más bien de aceptarlo y estar feliz de estar vivo”.
– Una familia extraña –
Lydia Deetz, la niña que se comunica con fantasmas de la primera parte, se ha convertido en una presentadora de televisión especializada en lo paranormal y, a su vez, madre de una adolescente, Astrid, que no quiere oír hablar de lo sobrenatural.
Esta última es interpretada por Jenna Ortega, quien se convirtió en una estrella a los 21 años gracias a la serie de Netflix “Wednesday” (inspirada en La Familia Addams), producida por Tim Burton, mientras que Willem Dafoe se parodia a sí mismo como un inspector de policía del más allá.
“Esta película es como una película familiar, sobre una familia extraña”, comentó Tim Burton, quien, “decepcionado por la industria”, quiso volver a un cine más artesanal, basado en técnicas muy simples como el maquillaje o las marionetas, que es el encanto de su universo.
“Intentamos hacer como en la primera película, donde había mucha improvisación. Planeamos las cosas el mismo día, probamos cosas. (…) No vamos a ganar el Oscar a los mejores efectos especiales, ¡pero eso no importa!”, continúa el autor de clásicos como “El joven manos de tijera” y “Charlie y la fábrica de chocolate”.
– Escena de terror –
La versión 2024 de “Beetlejuice” será producida por uno de los estudios más grandes, Warner, que espera convertirla en uno de los éxitos de taquilla de la temporada de otoño.
Con la idea de encantar a la generación criada en la primera película, ahora adultos, como sus descendientes, “Beetlejuice Beetlejuice” enlaza guiños a la película original.
Más abundante, multiplica las intrigas con el riesgo de repetirse: la búsqueda iniciática de la joven Astrid, sumergida en el más allá, las relaciones entre Lydia y su suegra o la vendetta de la ex mujer de Beetlejuice, Delores.
Esta nueva criatura malvada, al estilo de Frankenstein, está interpretada por Monica Bellucci, la pareja de Tim Burton, quien le ofrece a la actriz una escena inesperada, digna de una película de terror.
Porque más que gótico, este “Beetlejuice” es sangriento a más no poder, con sus personajes destripados, sus monstruos de todo tipo y sus bebés demoníacos.
El dulce sueño de una feliz coexistencia entre vivos y fantasmas, que constituía el encanto de la primera película, se evapora.
Pero Burton sigue burlándose de los defectos de la sociedad norteamericana contemporánea. Al esnobismo del mundo del arte se suman los excesos de los profetas del bienestar y de los influencers absorbidos por sus pantallas.
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