Desde un pequeño estudio ubicado en un apartamento de París, vuelan las ondas de Radio Erena. El único medio de comunicación independiente accesible en este agujero negro informativo que es Eritrea, podría sin embargo desaparecer, por falta de financiación, después de 15 años de existencia.
Radio Erena, que significa “Radio nuestra Eritrea” en tigrina, evoca cada día, tanto en esta lengua como en árabe, la vida en este país descrito como la “Corea del Norte” de África.
Política, libertad de expresión o seguridad… tantos temas abordados por una red de corresponsales radicados fuera del país, liberados de la censura de un Estado gobernado con mano de hierro por Issaias Afeworki desde su declaración de independencia de Etiopía en 1993, tras Tres décadas de guerra.
“En 2001, el gobierno de Eritrea decidió cerrar todos los medios de comunicación privados. Desde entonces, sólo se escucha la voz del Estado, principalmente la propaganda”, señala Amanuel Ghimaï Bhata, periodista y redactor jefe de Radio Erena.
Un puñado de medios de comunicación intentan resistir emitiendo desde el extranjero, la gran mayoría vinculados a movimientos políticos eritreos. Radio Erena es la única de ellas que es “independiente y apolítica”, según su dirección.
Si bien sigue siendo difícil calcular el número de sus oyentes, ya que el acceso al país es limitado, la fundación alemana Deutsche Welle Akademie estimó en 2017 que “520.000 personas en Eritrea escuchan la radio (Erena) al menos una vez a la semana”.
– “Ni una palabra” –
Los eritreos quieren saber “qué sucede al otro lado del mundo”, así como “fuera de sus fronteras”, en particular en el norte de Etiopía, donde su ejército combatió junto a las fuerzas federales etíopes contra los grupos rebeldes en Tigray, explica Amanuel Ghimaï Bhata.
Pero mientras los soldados eritreos todavía permanecen en esta región, donde cientos de miles de personas han muerto y un millón más han sido desplazadas en dos años de conflicto (2020-2022), “el gobierno eritreo no dice ni una palabra”, suspira. .
Los medios estatales dan “una imagen completamente ilusoria de Eritrea, sugiriendo que todo sigue bien”, observa Marc Lavergne, director de investigación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) francés y especialista en el Cuerno de África. “La libertad de prensa no existe en Eritrea. Sólo Corea del Norte está al mismo nivel.”
La ONG Reporteros sin Fronteras (RSF) estima que Asmara consigue incluso peores resultados que Pyongyang, el país 177 entre 180 en su ranking de libertad de prensa en el mundo. El último lugar lo ocupa Eritrea, descrita por RSF como “la primera prisión para periodistas en el África subsahariana”.
En este “sistema totalitario extremadamente cerrado”, “sólo un puñado de personas leales al régimen de Issaias Afeworki tienen acceso al mundo exterior, a Internet y a la prensa internacional”, comenta Marc Lavergne.
– Burbuja de libertad –
Radio Erena actúa, por tanto, como una burbuja de libertad en un panorama mediático totalmente bajo control. No sin dificultades.
En 2012, acusada de haber “incitado a sus oyentes a actos de violencia contra representantes del gobierno eritreo”, fue suspendida, como documentó RSF en su momento. “No pudimos emitir durante casi ocho meses”, recuerda Amanuel Ghimaï Bhata.
El periodista exiliado, que abandonó Eritrea en 2009 después de trabajar durante varios años en el Ministerio de Información, donde afirma haber sido obligado a someterse a la “máquina de propaganda”, denuncia “numerosas amenazas” más recientes.
Maxence Peniguet, director de operaciones de la asociación que supervisa Radio Erena, fundada en 2009 con el apoyo de RSF, enumera en particular los ciberataques perpetrados por “decenas de miles de robots que visitan el sitio para provocar un sobrecalentamiento del alojamiento”.
Pero el temor es principalmente financiero. Los fondos asignados actualmente por patrocinadores privados, ONG americanas y europeas, ya no son suficientes para cubrir los costes de la radio. Y convencer a los donantes institucionales es “muy complicado” debido al contexto de “crisis” generalizadas, precisa.
En un año, el equipo de Radio Erena pasó de seis a tres personas, entre ellas dos periodistas experimentados, refugiados en Francia tras huir de Eritrea.
Sin nuevos socios financieros, “habremos perdido casi la mitad de nuestro presupuesto para 2025”, lamenta Peniguet, que teme que la voz de Radio Erena “se apague en unos meses”.