El líder de Sodom declara que “Las verdaderas bandas de metal vienen de los años 80” y critica la escena moderna.
Una mirada crítica al metal contemporáneo.
Tom Angelripper, vocalista y bajista de Sodom, recientemente compartió sus firmes opiniones sobre el estado actual de la escena del metal, diciendo que “Las verdaderas bandas de metal vienen de los años 80”. En entrevista con Jorge Botas, el vocalista expresó su confusión y escepticismo sobre el rumbo que está tomando el género hoy en día. “No sé qué es. ¿Es metálico? ¿O papá? cuestionó.
Angelripper, quien fundó Sodom en 1981, es reconocido por su papel de influencia en subgéneros extremos del metal, como el Black Metal y el Death Metal. A pesar de esta evolución, lo que escucha hoy no le parece corresponder a la esencia del metal.
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La nostalgia de los 80 y el interés de los jóvenes aficionados
Durante la entrevista, Angelripper recordó un encuentro con un joven fan, de 13 o 14 años, que vestía una chaqueta adornada con parches de bandas como Sodom, Venom, Hellhammer y Tank. Curioso, le preguntó al joven por qué no escuchaba bandas modernas. “Quiero escuchar bandas reales de heavy metal de los 80”. respondió el joven, agregando que no estaba interesado en el Metalcore ni en nuevos estilos de metal.
Para Angelripper, esta lealtad de las generaciones más jóvenes hacia los grupos de los 80 es reveladora. “La gente se está dando cuenta de que las verdaderas bandas de heavy metal provienen de los años 80, y ver estas bandas todavía activas hoy en día es impresionante para muchos”.
Una escena moderna “caótica”
Angelripper admite que ha tratado de mantenerse al día con la escena del metal actual, pero encuentra confusa la cantidad de nuevas bandas y subgéneros. Recibe revistas como Duro como una roca y Martillo metálicolleno de nuevos lanzamientos cada mes. “Hay tantas bandas que salen cada mes. Ya no sé si es metal o pop, es cada vez más confuso”.
Para él, el metal debe preservar el legado de las bandas de los años 80, aunque los gustos sean, por supuesto, subjetivos. Angelripper concluye admitiendo que ya no se toma el tiempo para escuchar nuevas bandas, creyendo que la escena se ha vuelto demasiado prolífica y difícil de seguir. “Es inmanejable” dijo, resumiendo sus sentimientos sobre una industria en perpetuo cambio.