La película “El monje y la pistola” recuerda el esplendor y la miseria de la votación

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Tashi (Tandin Wangchuk) en «Le Moine et le Fusil», de Pawo Choyning Dorji. DISTRIBUCIÓN PIRÁMIDE

LA OPINIÓN DEL “MUNDO” – POR QUÉ NO

A los que están dando largas para acudir a las urnas, el domingo 30 de junio y 7 de julio, para las elecciones legislativas, El monje y la pistola, de Pawo Choyning Dorji, no dará ni el bien ni el mal. Pero esta ficción del fin del mundo, que sale cuatro días antes de la primera vuelta, nos envía señales distantes y burlescas de una democracia en su infancia. ¿Como para reaprenderlo por nosotros?

Inspirándose en la realidad, el director, también autor de La escuela del fin del mundo (2019), relata ni más ni menos la organización de las primeras elecciones –“elecciones blancas”, como un ensayo– organizadas en 2006 en Bután, un pequeño reino encajado entre China y la cordillera del Himalaya. Aislado durante mucho tiempo del resto del mundo, este país budista también se distingue por su política de crecimiento responsable, guiada por el concepto de “felicidad nacional bruta”.

El rey (al que no veremos) acaba de abdicar: cree que ha llegado el momento de dar al pueblo la posibilidad de elegir a sus representantes. La noticia no sólo alegra a la gente: surge el amiguismo, un padre hace campaña de forma demasiado visible y las amistades se distancian.

Elección entre tres partidos

Algunas respuestas parecen haber sido cortadas para la actualidad francesa (y las caricaturas de la prensa satírica), el día después de la decisión de Emmanuel Macron de disolver la Asamblea Nacional, el domingo 9 de junio. “Escuché que teníamos que elegir un nuevo líder”, dice un personaje. Pero “ya tenemos a Su Majestad”suspira otro. “Nuestro rey nos hace este regalo, debemos aprender a apreciarlo”, explica el responsable electoral, que vino especialmente para animar a la gente a inscribirse en las listas electorales. Algunos temen una batalla de traperos, “Como en la India, donde los líderes se tiran sillas unos a otros”. Por su parte, un monje muy respetado sale en busca de un arma…

El día del “voto en blanco”, el presidente de la oficina explica las reglas. Los participantes pueden elegir entre tres partidos (definitivamente): los azules defienden la libertad y la igualdad; los rojos, el desarrollo industrial; Los Amarillos, la protección del medio ambiente. Los futuros votantes aprenden a dividirse en pequeños grupos y gritarse unos a otros, para defender sus bandos…

La imagen actúa como una caricatura, la de una democracia cansada incluso antes de haber comenzado. Un poco demostrativa, con longitudes, la película consigue sin embargo ir más allá del sarcasmo, mezclando lo increíble y el apaciguamiento.

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