Cineasta capaz de lo mejor – “Blade Runner”, “Alien, el octavo pasajero”, “Thelma y Louise”, “La caída del Halcón Negro” – así como de lo mediocre – “On Equal Arms”, “Un gran año”, ” Cartel”, “House of Gucci” -, Ridley Scott sigue siendo un artista inclasificable, que mezcla géneros con diversos éxitos artísticos. Estrenada en 2000, “Gladiator” es sin lugar a dudas una de sus obras emblemáticas. Además de revelar a un tal Russell Crowe, la búsqueda de venganza de Maximus tenía la capacidad de combinar lo íntimo y lo épico en una epopeya sumamente espectacular. Casi un cuarto de siglo después, el cineasta vuelve a hacerlo. Habiendo pasado el héroe el arma a la izquierda, le toca el turno a su hijo Lucius de apoderarse de las armas. Su sangrienta búsqueda, que inicialmente pretende matar al asesino de su compañero, le llevará a derribar el terrible régimen impuesto por dos emperadores gemelos.
El know-how está ahí y el director del proyecto controla el ritmo de su superproducción lo suficientemente bien como para mantener al público en vilo.
Pasajes anacrónicos
Este clasicismo, perfectamente asumido, es en realidad sólo una ilusión, ya que la trama tiene diferentes capas que, al final, justifican que Ridley Scott volviera a ponerse detrás de la cámara para esta brutal secuela/reboot. El conocimiento está ahí y el maestro constructor controla su éxito de taquilla lo suficientemente bien como para mantener al público en suspenso. Como ha demostrado repetidamente a lo largo de su carrera, no tiene igual a la hora de inventar escenas de batalla a gran escala y confía en ellas para reiniciar la máquina cuando la trama se está desmoronando. Incluso sentimos mucha inventiva en los juegos que se desarrollan en pantalla… hasta el punto de que ciertos pasajes desafían el realismo, incluso parecen anacrónicos, cuando los tiburones invaden el Coliseo durante un juego acuático mortal. El deseo de entretener y sorprender predomina sobre lo histórico… Una elección comprensible a nivel visual y cinematográfico, pero que no dejará de, como ocurrió con “Napoleón”, provocar algunos debates.
Antecedentes estratégicos y políticos
Actor hasta ahora bastante acostumbrado a películas de autor menos llamativas (“Aftersun”, “Sin jamás conocernos”), Paul Mescal rezuma un fuerte carisma en la piel de Lucius. La misma observación para Pedro Pascal, que interpreta a uno de sus rivales. Ambos, sin embargo, tienen el protagonismo robado por Denzel Washington. Una vez más en sintonía, el actor interpreta a un consejero astuto y manipulador, que como una serpiente, se desliza escena tras escena hasta las altas esferas del poder gracias a su astucia. Un fuerte antagonista que aporta un complemento estratégico y político a esta propuesta, que también establece, de forma sencilla y sin forzar, el vínculo con la primera obra gracias en particular a la presencia de Connie Nielsen.
Tantas cualidades para este “Gladiator 2” que, sin igualar a su predecesor, está a la vez en su estirpe y al mismo tiempo da un interesante paso al costado. Una apuesta que el cineasta no pudo hacer cuando abordó las precuelas de su Alien.
Cedric Coppola
“Gladiador 2”, de Ridley Scott. Con Paul Mescal, Pedro Pascal, Connie Nielsen. Prohibido menores de 12 años. Duración: 2 horas 30 minutos En cines este miércoles 13 de noviembre.