Después de “Mi vida de calabacín”, un largometraje de animación que reunió a más de un millón de espectadores, Claude Barras dirigió “Sauvages”, la historia de Keria, una preadolescente de Borneo que acoge a una cría de orangután encontrada en la plantación de palma aceitera donde trabaja su padre, y que lucha contra la empresa que destruye su bosque ancestral.
En esta película, el término “Salvaje” no tiene el mismo significado ni la misma designación según quién lo utilice. “Utilicé la palabra en los diálogos dos o tres veces con diferentes significados y, por tanto, el título es de libre interpretación.“, dice el director. La película muestra con toda claridad los momentos de tensión entre estos habitantes de la tribu y los representantes de la empresa: “Intento estar al nivel de un niño y el mundo que descubren en la vida real es muy duro. Hablarles con franqueza, mostrarles cosas, a veces les resulta más interesante que dejarles adivinar a medias.“, dijo.
“Cuando hacemos política, deberíamos interesarnos por el bien común”
Claude Barras afirma que al principio le interesó la industria agroalimentaria.y a los políticos que los apoyan, porque el aceite de palma no está sujeto a impuestos en Europa y tampoco en Suiza, donde vivo. Nos preguntamos por qué, quién se beneficia de esto, porque para los agricultores de aquí no es bueno. Para las personas que consumen aceite de palma industrial, no es bueno para su salud. Y para los bosques, la gente que vive allí, tampoco es bueno.“. La primera frase de la película es “La tierra no nos pertenece, la tomamos prestada de nuestros hijos”:Cuando hacemos política, deberíamos interesarnos por el bien común y transmitirlo a nuestros hijos en un estado al menos correcto.“.
Recuerda así la idea de que el regreso al bosque, a la naturaleza, es un valor importante: “Cuando fui allí, había una niña que había regresado al bosque porque, al final, toda su familia había dicho que no estaba contenta en la escuela y que la escuela del bosque, aprender a vivir en el bosque, sigue siendo una escuela muy, muy agradable. Y como yo, también tengo una hija pequeña, también volví al campo y le enseño a hacer huerta, a ver crecer las hortalizas. Creo que nuestra relación con los vivos, nuestra relación con la tierra, es lo que realmente hemos perdido y que es urgente reaprender.“.
