Nacido en San Sebastián de los Reyes, un suburbio de Madrid (España), Jorge Martín se dedicó a las motos desde muy joven, gracias al sacrificio de sus padres, aficionados a los Grandes Premios. Tras haber pasado por varias copas de ascenso, el chico despegó en 2014 ganando la Red Bull Rookies Cup, esta competición que permite brillar a jóvenes pilotos no necesariamente afortunados. Luego obtuvo una plaza en Moto3 en el equipo Aspar donde formó equipo con un tal Francesco Bagnaia, luego se incorporó al equipo Gresini con el que ganó sus primeros Grandes Premios y consiguió, en 2018, el título de campeón del mundo de Moto3.
“Lo mejor en una vuelta cronometrada”
Luego, al pasar a Moto2 con el equipo Ajo, Martin confirmó su potencial, pero le costó realizarlo debido a caídas demasiado frecuentes y lesiones que afectaron su progreso. “Jorge hace tiempo que necesita demostrar su talento a toda costa”, explica Albert Valera, el agente que le acompaña desde su debut en Grandes Premios. Su agresividad todavía le convierte hoy en el mejor en una vuelta cronometrada, pero desde entonces, afortunadamente, ha comprendido que también hay que saber tener moderación. »
En abril de 2021, mientras debutaba en MotoGP con el equipo Pramac, una fuerte caída en el circuito de Portimao le dejó en el suelo durante varias semanas. Pie, rodilla, tobillo… Las fracturas son numerosas y muy dolorosas. “Fue un error de principiante pero casi acabó con mi carrera”, recuerda el español que, dos semanas antes, en Qatar, en su segunda carrera en la categoría reina, había conseguido su primer podio.
“Jorge se preguntaba si valía la pena continuar”
“Jorge se preguntó si valía la pena continuar”, confiesa su manager. Sufrió enormemente, había perdido mucho peso… Pero su alma de gladiador acabó tomando el relevo. » Consiguió así su primera victoria en Austria, en agosto, y concluyó su primer año en la categoría reina con un noveno puesto en la clasificación general. La siguiente temporada resulta más delicada. Y aunque pensaba que podría unirse a Bagnaia en el equipo oficial Ducati, Luigi Dall’Igna prefiere a Enea Bastianini. “Ha sido un año complicado”, confirma Valera. Jorge quería mostrar demasiado, además hacía declaraciones torpes que lo hacían parecer un conductor pretencioso y arrogante, que no lo es en absoluto. Al contrario, es un chico con un corazón grande y cariñoso. Un ejemplo: si nombró a su padre su asistente, más allá de los sacrificios que sus padres hicieron por él, es porque quería que Ángel se beneficiara con él de la pasión que comparten. » En 2023, si aún comete errores, el madrileño aún conseguirá plantar cara a Bagnaia hasta el último Gran Premio. Sólo le queda un paso por dar. Lo superará esta temporada encontrando la consistencia que le ha faltado durante mucho tiempo. Y esto a pesar de la decepción de haber perdido una vez más el barco para incorporarse al equipo oficial Ducati, ya que sus directivos prefirieron contratar a Marc Márquez en su lugar.
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