El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), sucesor de la KGB, dijo en un comunicado difundido por agencias de noticias rusas que había arrestado a cuatro rusos acusados de preparar el asesinato de altos funcionarios del Ministerio de Defensa.
El FSB afirmó que los presuntos organizadores de los ataques planeaban matar a uno de los oficiales superiores con un coche bomba teledirigido. Añadió que otro alto oficial militar iba a ser asesinado con un artefacto explosivo escondido en un sobre. La agencia no nombró a los oficiales militares objetivo del presunto complot.
El FSB publicó un vídeo que muestra el arresto y el interrogatorio de los sospechosos, cuyos nombres no fueron identificados.
Esta declaración se produce tras la muerte del teniente general Igor Kirillov, asesinado el 17 de diciembre por una bomba escondida en un scooter eléctrico estacionado frente a su edificio cuando se dirigía a su oficina. El colaborador de Igor Kirillov también murió en el descarado ataque reivindicado por Ucrania y que devolvió el conflicto a las calles de la capital rusa.
El FSB arrestó a un sospechoso, un ciudadano del país de Asia Central, Uzbekistán, y dijo que había sido reclutado por servicios especiales ucranianos.
El teniente Kirillov, de 54 años, era el jefe de las fuerzas de protección química, bacteriológica y radiológica de Rusia. Estas tropas especiales son responsables de proteger al ejército contra el uso de armas nucleares, químicas o biológicas por parte del enemigo y garantizar las operaciones en un entorno contaminado.
El presidente ruso, Vladimir Putin, calificó el asesinato de Igor Kirillov como un “grave error” de las agencias de seguridad rusas y señaló que deberían aprender de ello y mejorar su eficacia.