Yannick Bestaven debe pasar las vacaciones sin una ola en el alma

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norteNavega, esta vez, al borde de las emociones. Entre los expedientes que debe gestionar en su gira mundial, hay uno de delicado encaje, mental: ¿cómo permitir a Yannick Bestaven vivir sin vacilar el alma las fiestas en las que se concentran su cumpleaños (el 52), la Navidad y la Nochevieja? Ya hace semanas que está harto de las olas, y mientras navega por las malas proximidades del Cabo de Hornos.

¿Cómo cruzamos este abismo repentino, la ausencia de rostros que deberían estar ahí pero que están tan lejos? ¿Cómo percibir estos “feliz Navidad cariño, feliz cumpleaños papá”, que caen en la fría pantalla del móvil de un hombre en la cueva de su cabina, desaparecido desde hace un mes y medio…

Un trabajo metódico y desapegado, sin fotos ni gris-gris a bordo


Eric Blondeau, suéter blanco, entrenador mental de Yannick Bestaven, en primer plano, aquí el día de la salida, el 10 de noviembre.

Laurent Theillet / SO

Un abismo, sí. Porque durante toda la carrera, “mi trabajo consistía en separar a Yannick de las personas que podía llevar a bordo (nota del editor, en pensamiento)”, explicó su entrenador mental, Eric Blondeau, antes de la salida. “Su barco está completamente desprovisto de fotografías, de peluches, de un gris grisáceo, porque Yannick está preparado para afrontar solo una carrera que es casi inhumana. »

“Nada demasiado personal”

Despojado eso sí, por “trabajo metódico del destacamento” solicitado por el patrón. Y de repente, todos aparecerán en una serie de celebraciones. Menús especiales del chef Grégory Coutanceau. Las torres rubias de La Rochelle aparecen entre los humos, el océano en calma acecha a sus pies, el viento amigo. Eso nuevamente, es manejable.

Más duros, los vídeos, el del equipo en tierra pero sobre todo el de la familia, los seres queridos, el mundo íntimo. “Se deslizaron en el barco pequeñas palabras de aliento, para que él las descubriera a medida que pasaban los días. Los hay especiales para estas fiestas”, indica el equipo de Yannick Bestaven. “Pero ya fueran palabras o regalos, no quería nada engorroso ni demasiado personal. »

Entra en estos momentos festivos, vívelos al máximo para no “sacarlos” después


Foto tomada hace cuatro años, el 20 de diciembre de 2020, mientras Yannick Bestaven pasaba la Navidad al frente de la Vendée Globe.

Yannick Bestaven

“Esta acumulación de días de celebración forma parte de lo que yo llamo momentos de la verdad”, explicó Eric Blondeau antes de partir. Los acontecimientos están ahí, las fechas conocidas de antemano. Lo que le propuse a Yannick fue llenar este sentimiento de aislamiento con comodidad, y además la posibilidad de compartirlo gracias a los modernos medios de comunicación. Nos preparamos para esto: cómo entrar en estos momentos festivos, vivirlos al máximo para no “sacarlos” después. Estas puertas las abrimos, no hay otras, para saber cerrarlas. »

Acoger la ola de calor íntima, aceptar que pasará y volver “a la soledad que eligió”, explica Eric Blondeau. Él lo quería, conoce las reglas, las consecuencias. » Pero sobre todo para escapar del sentimiento de aislamiento, al contrario “un sentimiento sufrido, de repente estoy aislado de… y no lo quería. »

Protocolo

En comparación, este mecanismo ya se utilizó para la conmoción y la angustia del rescate de Kévin Escoffier en 2020 (1). “Entramos en ese momento y salimos para que Yannick pudiera retomar su carrera. » Pasa por protocolos preparados, como razonamientos lógicos, por etapas, donde el patrón ancla sus sentimientos a su carrera.

Hace cuatro años, el capitán sufrió un poco por tener que esperar a que pasara un ataque de tabaco para descubrir con retraso todos sus dones, incluida una plaza en la final del Top 14, y sus pequeños platos. Lo que no le impidió volver al combate, en el gran Sur y en otros lugares.

(1) Yannick Bestaven había participado en la angustiosa búsqueda, en la noche y en el frío, de Kévin Escoffier flotando con su único traje de supervivencia.

Los menús

Nochebuena. Ballotina de lenguado rellena de champiñones y salsa, estilo chowder. Mogettes con tocino. Pera escalfada en almíbar de haba tonka, chocolate Valrhona derretido y crumble.
Navidad. Foie gras. Suprema de capón rellena de nueces Borderie y papa gratinada.
Cumpleaños. Filete de pato asado con limoncillo y salsa combava con risotto de apio.
Nochevieja el día 31. Mousse de bogavante y vieiras en navarin con Noilly Prat, verduritas y patatas de la isla de Ré.

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