Con la transición al horario invernal y una creciente sensación de inseguridad, los corredores se están adaptando para seguir practicando su deporte. En las ciudades, el intercambio de posiciones en vivo y las carreras colectivas tranquilizan a los corredores.
Con la transición al invierno y la noche cada vez más temprana, los corredores han adaptado su práctica de correr en las ciudades y en los bosques. En la mente de la gente, el espectro del asesinato de Filipina encontrado en el Bois de Boulogne, en París, tuvo un fuerte impacto.
“Por la noche, si está oscuro, saldré a correr con un amigo, alguien de mi familia, pero no sola. Nos sentimos menos seguros. Con el asesinato, da un poco de miedo”, dice Tess, una corredora que vive cerca del bosque de Boulogne.
“Intentamos estar más atentos”
“No podemos ignorar que en el transcurso de un mes se han producido dos ataques en los alrededores”, añade Ninon, también acostumbrada a correr por el bosque. Por eso, para seguir practicando deporte con tranquilidad, los corredores han adoptado varias técnicas. Para estar en guardia, la joven decidió dejar de correr con estos auriculares: “Intentamos estar más atentos”.
Los corredores también cambiaron sus horarios de entrenamiento para evitar la noche y la oscuridad. “Normalmente me gusta correr cuando llego a casa del trabajo alrededor de las 7 de la tarde, ahora que me he adaptado, tiendo a correr a la hora del almuerzo”, explica Ninon.
“Se siente bien correr a la luz del día, es menos sombrío y hace menos frío”.
“Desde el cambio de horario, ya no puedo ir por la noche”, continúa Oriane, que afirma que sólo sale a correr por la mañana y sólo los fines de semana. Para garantizar su seguridad, la corredora siempre lleva consigo su teléfono para compartir su ubicación con sus seres queridos. “A veces, cuando llego al final del día, mi papá me lleva en bicicleta por el lago”.
“Ser dos es una manera de asegurarnos el uno al otro”
También en Lille el espíritu del colectivo es tranquilizador. Existen muchas asociaciones y grupos de corredores, incluido Lille Running Bootcamp. Unas cuarenta personas salen todos los martes a correr. Para Sophie, miembro de la asociación, esta solución permite correr en un ambiente “cálido” pero también aliviar una gran carga mental: “No necesito mirar detrás de mí, estar muy atenta a lo que sucede”. .’
En Montpellier también se están formando grupos para aliviar la sensación de inseguridad. “La oscuridad puede ser bastante preocupante para las niñas, por eso nos sentimos mejor cuando estamos todas juntas”, explica Lola.
“Ser dos es una forma de asegurarse […] Se oye mucho sobre ataques en las noticias y hay muchos corredores que están solos”, añade Faustine.
Lucas David, Manon Monteil y Lolita Perron
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