Dos escuelas de la comuna belga de Anderlecht provocaron una acalorada polémica tras negarse inicialmente a participar en la colocación de Stolpersteine, que conmemora la memoria de las víctimas judías de la Shoá, el pasado viernes 10 de enero, según informó el canal de noticias Bruselas BX1.
Los adoquines de la memoria, también llamados Stolpersteine (“piedras de tropiezo”, en alemán), son adoquines de latón colocados en el suelo, frente a la última vivienda de las víctimas de la Shoá.
Son creación del artista berlinés Gunter Demnig, que las coloca en las principales ciudades europeas desde 1995. Desde entonces se han instalado más de 100.000 de estos adoquines, de los cuales casi 170 en Bélgica.
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Cada placa de bronce lleva el nombre de una víctima del Holocausto, su fecha de nacimiento, la de su deportación y, si se conoce, la fecha de su muerte.
Normalmente, la asociación encargada de los adoquines de la memoria invita a las escuelas de las localidades en las que tiene previsto inaugurar la nueva Stolpersteine en el marco de un proyecto educativo que se enmarca en el deber de la memoria.
Así, la escuela primaria Carrefour y el instituto municipal Marius Renard fueron invitados a la ceremonia del viernes en Anderlecht, pero sus direcciones rechazaron la invitación. “Las escuelas no querían que viniéramos a hablar sobre la Shoá con los estudiantes dadas las condiciones actuales en Medio Oriente. La dirección no quiere imponer esto a los estudiantes”, explicó a BX1 Bella Swiatlowski, tesorera de Pavés de la Mémoire.
Ilustración: Gunter Demnig, fundador del proyecto Stolpersteine, limpiando Stolpersteine (“escollos”) recién colocado en conmemoración de la familia Gutmann, en Feuchtwangen, Baviera, el 30 de mayo de 2023. (Crédito: Thomas Kienzle/AFP)
Una decisión que a la asociación le cuesta comprender: “No abordamos el conflicto actual cuando vamos a las escuelas con supervivientes del Holocausto. Estamos aquí para difundir un deber de memoria. Son dos elementos separados”, afirmó Bella Swiatlowski.
La ministra de Educación y Promoción Social de la Federación Valonia-Bruselas, Valérie Glatigny (Movimiento Reformista), reaccionó en sus redes sociales deplorando que “dos escuelas de Anderlecht se nieguen a participar en una conmemoración de la Shoah”.
“Se envió una carta a ambas direcciones. Les recuerda que la transmisión de la memoria forma parte de las misiones de la escuela. Estamos a su lado y junto a los docentes para luchar contra cualquier presión que pueda llevarlos a la autocensura”, afirmó.
La ministra, que estuvo presente durante la colocación de los adoquines de la memoria, pidió a las dos escuelas interesadas que participaran en la ceremonia.
Por su parte, la ex primera ministra y ahora vicepresidenta del Parlamento Europeo, Sophie Wilmès, también reaccionó creyendo que “para construir la sociedad del mañana, debemos conocer y comprender nuestro pasado. El deber de memoria y de transmisión son esenciales”.
Añadió que “importar y explotar conflictos, generar confusión… Aquí vemos las terribles consecuencias”.
El viernes, frente al número 199 de la calle Brogniez, muchos estudiantes de ambas escuelas vinieron a escuchar la historia de Paulette Barzilai-Grunberg, cuyos tíos Salomon y Joel Trancman fueron detenidos y deportados durante una redada en 1942, y cuyo nuevos adoquines de latón honran la memoria.
Stolpersteine ya había sido víctima del fuerte resurgimiento del antisemitismo experimentado en Europa desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza. En junio de 2024, en la ciudad alemana de Weimar, adoquines de la memoria fueron destrozados y llevaban mensajes antisemitas: “Los judíos son criminales”.
Más recientemente, el pasado mes de octubre, los adoquines fueron completamente retirados y robados en la ciudad de Zeitz, en el este de Alemania. La ciudad de Zeitz y la iniciativa “Stolpersteine para Zeitz” organizaron una campaña de recaudación de fondos para superar los obstáculos.
