El jueves pasado, Rabat acogió una reunión de estudio sin precedentes, organizada por el grupo de oposición socialista-Ittihadie de la Cámara de Representantes, en colaboración con el Instituto Prometheus y el Consejo Civil para la lucha contra todas las formas de discriminación (CCLD).
El objetivo: hacer un balance de los diez primeros años de la Estrategia Nacional de Inmigración y Asilo (SNIA) adoptada por Marruecos en 2014, identificar sus puntos fuertes y débiles y proponer soluciones para afrontar los desafíos que persisten. Más que una simple evaluación, este encuentro fue un momento de reflexión colectiva, una oportunidad para ajustar el rumbo y consolidar el lugar del Reino como líder regional en materia de gobernanza de la migración.
Para el Grupo Socialista,
los resultados de la primera década del SNIA no son
no es un fin en sí mismo, sino un punto de partida para
construir una política migratoria aún más sólida
ambicioso, más inclusivo y más ejemplar
El tema nunca ha sido tan crucial. Mientras las dinámicas migratorias están redefiniendo las relaciones entre los países del Sur y del Norte, Marruecos destaca por su posición geográfica y su actitud proactiva. Antiguamente un simple punto de paso hacia Europa, el Reino se ha transformado en un país acogedor. Abderrahim Chahid, presidente del grupo socialista de oposición Ittihadie, abrió los debates recordando el alcance de esta transformación. “Marruecos, que alguna vez fue un simple punto de paso para los inmigrantes africanos en su camino hacia Europa, es hoy un destino acogedor”, declaró durante su discurso. “Esta transformación se basa esencialmente en el establecimiento de un marco jurídico modernizado, en línea con los convenios internacionales de derechos humanos, tal como lo estipula la Constitución marroquí de 2011”, afirmó.
El miembro del Buró Político de la USFP insistió particularmente en “el carácter multidimensional del SNIA”. Además de la gestión de los flujos migratorios, incluye medidas concretas para promover la integración de los inmigrantes en la sociedad marroquí. “Esto incluye el acceso a la educación, la atención sanitaria y el mercado laboral. Sin embargo, este compromiso va acompañado de un imperativo importante: equilibrar las necesidades de seguridad nacional con el respeto de los derechos humanos de los migrantes”, afirmó, antes de recordar “que en 2014 y 2017, las campañas de regularización permitieron a miles de personas obtener un estatus legal”. “Un enfoque bien recibido por las organizaciones internacionales, pero que requiere un seguimiento riguroso para garantizar una inclusión real”, afirmó Chahid.
Yasmine Boutayeb, miembro del Instituto Prometheus, por su parte, subrayó la importancia de este encuentro para evaluar los diez años de implementación del SNIA. “No podemos avanzar sin una mirada crítica a nuestro viaje. Esta evaluación es esencial, no para celebrar, sino para preparar mejor el futuro”, afirmó, antes de subrayar las cuestiones vinculadas a la integración económica de los inmigrantes, un ámbito cuyo potencial sigue siendo inmenso. “Marruecos ha decidido hacer de la migración una oportunidad y no una carga”, explicó. Sin embargo, también insistió en el papel clave de la integración socioeconómica de los inmigrantes para garantizar el éxito de esta política. “La migración, bien gestionada, puede ser una fuente de riqueza, tanto económica como cultural. Marruecos tiene una oportunidad única de demostrar esta verdad al mundo”, afirmó, al tiempo que saludó la ambición del Reino de combinar principios humanitarios y oportunidades económicas.
A lo largo del encuentro, varios expositores recordaron los importantes avances logrados por el SNIA. Malika Zakhnini, diputada del grupo socialista de oposición Ittihadie, destacó en particular las transformaciones históricas que Marruecos ha experimentado gracias a esta estrategia. “La posición geográfica del Reino lo convierte en un actor central en la cuestión migratoria y sus esfuerzos para alinear sus leyes nacionales con las normas internacionales son loables”, afirmó. Sin embargo, también enfatizó la necesidad de un examen exhaustivo de las fortalezas y limitaciones de este experimento. El elegido Ittihadie pidió en particular una evaluación global. “Una década es tiempo suficiente para identificar las fortalezas y debilidades de esta estrategia. Debemos ser capaces de corregir las deficiencias y anticiparnos a los desafíos futuros”, señaló, antes de señalar que “los desafíos son numerosos: entre ellos, la falta de cooperación con los países de origen de los inmigrantes se cita a menudo como un obstáculo importante para una gestión eficaz. de los flujos migratorios. “Una política migratoria no puede tener éxito sin una coordinación internacional reforzada”, insistió. Y añadió que “la lucha contra el crimen organizado, la trata de personas e incluso las redes de contrabando plantea problemas complejos”. “En este contexto, la necesidad de un equilibrio entre la seguridad nacional y el respeto de los derechos humanos se vuelve imperativa”, concluyó el activista de Ittihadie.
Si los participantes en esta reunión saludaron unánimemente los avances realizados, también subrayaron la urgencia de actuar frente a los desafíos estructurales. Entre las prioridades identificadas se encuentran las presiones económicas, las deficiencias del marco legislativo y la necesidad de una mejor coordinación entre las partes interesadas. Marruecos, al adoptar un enfoque humanista y proactivo, ya ha demostrado su capacidad de innovación. Pero, como nos recordó Yasmine Boutayeb, “la sostenibilidad de esta política dependerá de nuestra capacidad para adaptarnos a las realidades cambiantes y satisfacer las expectativas de los migrantes, sin comprometer nuestros valores”.
Más allá de los desafíos, este encuentro también permitió sentar las bases de una estrategia migratoria más ambiciosa y sostenible. Abderrahim Chahid habló de la necesidad de crear una comisión temática dedicada a la evaluación de la política migratoria marroquí. Esta estructura tendría la misión de realizar un análisis institucional de los logros y deficiencias del SNIA, al tiempo que propondrá recomendaciones concretas a las autoridades. “Los debates suscitados durante esta reunión darán como resultado una serie de recomendaciones claras. Llevaremos estas propuestas al gobierno, a través de iniciativas legislativas y preguntas parlamentarias”, señaló.
“Sólo juntos, gobierno, sociedad civil y ciudadanos, podremos construir una política migratoria ejemplar”, insistió, antes de recordar que “este balance de la primera década del SNIA no es un fin en sí mismo, sino un punto de partida”. “Un buen punto para construir una política migratoria aún más ambiciosa, más inclusiva y más ejemplar”. Porque, según Chahid, “el verdadero éxito no reside en los resultados inmediatos, sino en la capacidad de construir un futuro donde la humanidad y la dignidad prevalezcan sobre cualquier otra consideración”.
Mehdi Ouassat