lMarruecos planea importantes inversiones para modernizar y construir estadios e instalaciones deportivas. Según las estimaciones, se movilizará un presupuesto global de entre 15 y 20 mil millones de dírhams. Este importe cubre la rehabilitación de estadios emblemáticos como el gran estadio de Marrakech y el Complejo Mohammed V de Casablanca (este último se utilizará para los encuentros de la Copa Africana de Naciones y para los entrenamientos de las selecciones participantes en el Mundial de 2030). A esto se suma la construcción de infraestructuras modernas, como el gran estadio Benslimane con capacidad para 115.000 asientos.
La FIFA exige que cada país anfitrión tenga al menos 14 estadios que cumplan con los estándares internacionales. Para la edición de 2030, el trío organizador ofrece 20 sedes, 11 para España, 6 para Marruecos y 3 para Portugal. Así, para responder a las exigencias de este organismo, Marruecos prevé construir y remodelar infraestructuras polivalentes capaces de albergar, además de competiciones deportivas, eventos culturales y comunitarios. Si se explotan adecuadamente, estas instalaciones podrían revolucionar la promoción del deporte entre los jóvenes y, al mismo tiempo, aportar cierto dinamismo a las ciudades anfitrionas. Esta cuestión es crucial, como explica Aziz Daouda, director técnico y de desarrollo de la Confederación Africana de Atletismo.
El papel de las políticas en la promoción del deporte entre los jóvenes
Aziz Daouda comparte su visión estratégica: “Las instituciones y estructuras de apoyo a los jóvenes sólo pueden desempeñar un papel en estas infraestructuras si primero se les permite hacerlo. Se necesita, por tanto, innovación y voluntad política que se expresen en una estrategia con contenidos y líneas generales bien definidas. Si esta fuera la orientación, quienes tendrán que gestionar las nuevas infraestructuras estarían obligados a cumplir con la voluntad política y la implementación de la estrategia. Entonces se planteará la cuestión, por ejemplo, de las disposiciones para otros deportes además del fútbol en estas infraestructuras. También surgirá la cuestión del acceso gratuito, sabiendo que en determinadas actividades los profesionales no pueden pagar los servicios. Aun así, las palabras clave deberían ser optimización y eficiencia y no rentabilidad.
“Esta es una pregunta esencial que se hacen los organizadores de la Copa del Mundo y de los Juegos Olímpicos. Estas dos instituciones (FIFA y COI) se han vuelto tan exigentes que las infraestructuras a menudo se vuelven muy sofisticadas y requieren un alto presupuesto. No encuentran usos optimizados una vez consumido el evento. Aquí es donde el genio marroquí debería mostrar innovación y creatividad. El rendimiento deportivo es una expresión cultural. Los estadios deberían integrarse en una oferta cultural global. No podría ser de otra manera. El fútbol por sí solo no puede sostenerlos”, explica. Y continúa: “Experiencias exitosas demuestran que debemos pensar y actuar de esta manera. También será necesario aplicar cada vez que se presente la oportunidad, precisamente para permitir un uso lo más frecuente posible de las nuevas infraestructuras. Esto es parte de la estrategia encaminada a fortalecer la influencia futura del país.
Infraestructura al servicio de la población local y la economía.
Las instalaciones no estarán reservadas únicamente a la élite deportiva. El objetivo es hacerlos espacios accesibles a los jóvenes, especialmente en ciudades como Tánger, Rabat, Fez, Marrakech, Casablanca y Agadir. Se considerarían varias iniciativas, incluida la construcción de instalaciones deportivas que incluyan campos adicionales, salas de usos múltiples y áreas de ocio. Estos proyectos tienen como objetivo llegar a un gran número de jóvenes en los cinco años posteriores a la Copa del Mundo, a través de programas de desarrollo de habilidades y creación de valor. Estos activos irán acompañados de asociaciones público-privadas para promover el acceso a infraestructuras y formación. El objetivo es aprender de nuestros errores pasados. En este sentido, un estudio del Consejo Económico, Social y Medioambiental (CESE) sobre la política deportiva en Marruecos demostró que la ‘Estrategia Nacional de Deporte para 2020’ no alcanzó sus objetivos debido a una falta de implementación efectiva, recursos insuficientes y cuestiones jurídicas. . En el proceso, el CESE recomienda transformar esta estrategia en política pública, fortalecer el deporte escolar y universitario, armonizar el marco legal, desarrollar un sistema de seguimiento/evaluación y continuar el desarrollo de las infraestructuras deportivas, teniendo en cuenta las necesidades y especificidades de cada región.
Mundo Centenario
El Mundial de 2030 o “Mundial Centenario” celebrará “un siglo transcurrido” desde la primera edición organizada en Uruguay en 1930. Esta fórmula tricontinental y sin precedentes tendrá un impacto particularmente positivo en Marruecos. Las repercusiones a nivel cultural y socioeconómico no se limitará al período de la competición, sino que se sentirá mucho después. Así, las nuevas infraestructuras tendrán un doble efecto: impulsar el deporte local, al tiempo que garantizarán el acceso equitativo a la práctica deportiva de todos los jóvenes.
Sin embargo, Aziz Daouda insiste en la importancia de proporcionar infraestructuras adicionales adaptadas al uso local. “Las infraestructuras de alta competición suelen ser inadecuadas para la práctica masiva, especialmente si no están equipadas con infraestructuras adicionales que puedan ser utilizadas por asociaciones, clubes y otras estructuras de apoyo a los jóvenes. Por otra parte, los locales, a menudo numerosos bajo las gradas, pueden ser escenario de numerosas actividades culturales y formativas en numerosos ámbitos. Podemos, por ejemplo, imaginar un estadio que albergue un instituto de formación de directivos deportivos de diferentes niveles”, insiste. En el aspecto tecnológico, aunque la FIFA considera buenas las infraestructuras informáticas de los estadios marroquíes, algunas requieren mejoras significativas. A este respecto, Marruecos aspira a cubrir al 70% de la población con 5G de aquí a 2030.
Un motor económico y social para las ciudades anfitrionas
Las consecuencias económicas directas e indirectas de estos acontecimientos se estiman en varios miles de millones de dirhams. Durante la CAN 2025, las ciudades anfitrionas podrían generar hasta 1.500 millones de dírhams en ingresos relacionados con el turismo, la restauración y otros servicios. Para el Mundial de 2030, coorganizado con España y Portugal, estos beneficios podrían alcanzar entre 8 y 10 mil millones de dírhams, según el Observatorio Laboral del Gobierno. El acceso a estas modernas infraestructuras tiene como objetivo democratizar la práctica del deporte en Marruecos, con la ambición de aumentar significativamente la participación de los jóvenes en los próximos años. Iniciativas complementarias, como la creación de academias deportivas y de formación de ejecutivos, reforzarán esta dinámica, contribuyendo así a hacer del deporte una verdadera palanca de desarrollo para los jóvenes.
Moncef Lyazghi, académico e investigador en política pública y deportiva, destaca los progresos tangibles realizados por Marruecos en la ejecución de sus ambiciosos proyectos. “Antes, cuando veíamos a un funcionario inaugurando un proyecto, estábamos casi seguros de que no vería la luz. Este ya no es el caso hoy. La confianza está empezando a aumentar, especialmente entre los jóvenes. Cuando se anuncia un proyecto como el del puerto atlántico de Dajla, vemos la evolución de las obras a lo largo de los años. Asimismo, el avance de las obras del estadio de Benslimane se ajusta a las previsiones. Con estos logros, las perspectivas de futuro son brillantes y albergar la Copa del Mundo es un motivo de orgullo nacional. Estos hallazgos sólo pueden consolidarse entre los jóvenes marroquíes. Esto también tiene un efecto beneficioso para toda la población. Hay que capitalizar estos acontecimientos”, subraya.
Es un legado que se extiende mucho más allá del deporte. Marruecos ve en la celebración de la CAN y del Mundial mucho más que la mera construcción de estadios; es una inversión en el futuro de su juventud y su economía. Con una gestión ejemplar, estos proyectos podrían hacer del Reino un modelo en África, combinando el éxito deportivo y las aspiraciones de las generaciones futuras.