Descifrado. Cómo Francia se convirtió en campeona mundial en proteínas de insectos

Descifrado. Cómo Francia se convirtió en campeona mundial en proteínas de insectos
Descifrado. Cómo Francia se convirtió en campeona mundial en proteínas de insectos
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Insectos en nuestros platos. Hace unos años nos hablaron de una revolución en nuestra alimentación. Desde 2008, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) fomenta el consumo de insectos, fuente virtuosa de proteínas, para conciliar el aumento de la población mundial y la preservación del medio ambiente. Hoy en día existe un nicho de mercado.

Marcas como Jimini venden insectos enteros en Francia, una alternativa audaz a las salchichas o los cacahuetes como aperitivo. Pero está claro que ninguna bandada de grillos ha llegado a colonizar nuestras comidas dominicales, a pesar de la luz verde de la Unión Europea para el consumo humano de algunos insectos. “En Europa ya nadie cree realmente en el consumo humano de insectos debido a la falta de interés de los consumidores y a la llegada de nuevas proteínas alternativas”, observa Matthieu Vincent, cofundador de la empresa DigitalFoodLab.

Pescado, aves, cerdos

Sin embargo, Francia es efectivamente campeona mundial en la cría de insectos, pero destinados al… consumo animal. El primero en lanzarse en Francia fue Cédric Auriol. En 2011, este emprendedor fundó Agronutris para “responder a los fuertes desafíos medioambientales y crear empleo en Francia”. Primero trabajó en el consumo humano antes de dedicarse a los animales, al igual que Ynsect, fundada el mismo año. Luego llegó Innovafeed, en 2016.

Los tres actores franceses, cuyas fábricas están situadas a menos de 200 kilómetros de distancia, entre el Somme y las Ardenas, se dirigen principalmente a un mercado muy exigente: la acuicultura. “Requiere volúmenes muy grandes de proteínas”, explica Cédric Auriol, cuyas harinas se envían principalmente a piscifactorías de salmón del norte de Europa. “Alimentar a los peces con harina de insectos nos permite evitar la pesca en fábrica o la importación de soja”, añade Clément Ray, cofundador de Innovafeed. Los productos que salen de las fábricas también se utilizan para alimentar a mascotas, aves y cerdos.

Agronutris e Innovafeed eligieron criar moscas soldado negras, mientras que Ynsect prefirió el escarabajo Molitor, cuya larva recibe el sobrenombre de “gusano de la harina”. Una elección que, según los expertos del sector, explica en parte las dificultades de Ynsect, que anunció a finales de septiembre su inclusión en el procedimiento de salvaguardia. A pesar de haber recaudado 600 millones de dólares en fondos desde su creación gracias a inversores, incluido BPI Francia, la empresa se enfrenta a la dificultad del despliegue industrial de lo que iba a ser “la mayor granja vertical del mundo”.

Ascenso al poder

Aunque temen que las desventuras de su competidor frenen futuras inversiones en agrotech o, más generalmente, en nuevas empresas industriales, Agronutris e Innovafeed han superado con éxito el difícil hito de la implantación de procedimientos industriales. Mientras las fábricas de Rethel para Agronutris y Nesle para Innovafeed se van ampliando poco a poco, las dos empresas continúan su desarrollo. Agronutris planea construir un segundo sitio junto al primero para triplicar su capacidad de producción.

En cuanto a Innovafeed, ya ha inaugurado una fábrica en Estados Unidos. “Los mercados están ahí. Pero para servirles tenemos que producir más”, insisten Clément Ray y Cédric Auriol. Y si Clément Ray nunca tuvo la idea de alimentar a los humanos con sus proteínas, Cédric Auriol no la abandonó por completo. “Las empresas que sean ganadoras en el mercado animal lo serán en el futuro en el mercado de alimentos para humanos”, espera. En el mercado de los insectos, la carrera no ha hecho más que empezar.

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